El amargo sorbo de soledad de una vida eterna
Parecía que iba a ser otra noche más de insomnio más en la que solo iba a contar con la compañía de mi bebida favorita y algo de picar mientras realizaba el análisis de Nobody Wants to Die, pero estamos a primeros de agosto y el calor no me lo iba a poner nada fácil, así que decidí que tampoco iba a ser este un análisis como otro cualquiera, si no que al igual que este título neo-noir de ciencia ficción desarrollado por Critical Hit Games y con PLAION como editora, me apetecía jugar con el tema de la inmortalidad y los peligros de esta.
Así que me puse de fondo la soberbia banda sonora del juego, obra del compositor Milokai Stroinski quien por cierto ganó varios premios, entre ellos uno por su trabajo con The Witcher 3: Blood Hunt, bebí un sorbo de la monstruosa bebida energética con hielo que me había servido previamente y me puse a recordar en las respuestas de mis compañeros de redacción y otras personas cercanas, cuando les pregunté su opinión acerca de la reencarnación tras la muerte siendo esta de cualquier tipo y si la inmortalidad sería buena para la humanidad.
Lo cierto es que algunas respuestas y sus motivaciones me llegaron a sorprender en muchos casos y hasta me sentí identificado o me hicieron replantearme algunos aspectos de mis ideas sobre la reencarnación y la inmortalidad, pero al mismo tiempo, estaba sintiendo un déjà vu y no precisamente de una vida pasada, si no de lo que me había hecho vivir y plantearme Nobody Wants to Die.
Y es que algo así solo en su momento logró que me lo llegase a plantear algunas obras escritas y sus adaptaciones al cine o series de televisión, con mayor o menor acierto, entre ellas Altered Carbon, que es la que sin duda alguna la que más ha servido como influencia para este videojuego, del que antes de entrar en materia sobre las referencias e influencias, os dejaré su premisa.
Un futuro sin noches con un cielo lleno de estrellas
Nos ponemos en la piel del detective James Karra, quien tiene más de 120 años y varios cambios de cuerpo gracias a la tecnología de este futuro distópico con tintes post-cyberpunk y ambientado en una New York neo-noir en el año 2329.
James trabaja en el departamento de mortalidad, donde se investiga y caza a todos aquellos que utilizan sus cambios de cuerpo y relativa inmortalidad, para hacer más mal que bien, siendo esto algo en lo que coincidieron varias de las personas a las que les pregunté por los beneficios que le haría la inmortalidad a la humanidad, obteniendo como respuesta siempre algo negativo. Seguro que vosotros coincidís o llegaréis a pensar lo mismo.
Volviendo a nuestro protagonista el detective Karra, este dispone de varias herramientas y un dispositivo llamado Reconstructor con el que puede manipular el espacio-tiempo de forma limitada, para de esta forma ir descubriendo pistas en cada escena del crimen que visita, aunque en esta ocasión lo que se va a ir encontrando le va a generar más confusión aún de la que tiene casi a cada momento, por culpa de los trastornos y efectos que sufre por su último cambio de cuerpo y otros hechos de su vida que le hacen sentir muy culpable, lo cual le ha sumido en una espiral de dolor, visiones, alcohol y medicamentos, que pondrán en tela de juicio su realidad.
Por suerte no está solo, cuenta con una joven enlace policial llamada Sara Kai, que servirá en muchos momentos como un faro que guía en la más oscura y cerrada noche de niebla, mientras intenta que el bueno de James mantenga algo la cordura y siga avanzando en esta misteriosa historia llena de trapos sucios y revelaciones con fetiches, depravaciones y otros tipos de actos de dudosa moralidad por parte de millonarios, políticos, famosos y un asesino en serie de por medio, que terminarán por salpicar a las vidas actuales y pasadas de James y Sara.
Pero hay una protagonista absoluta en esta historia, una que nos dejará boquiabiertos en más de una ocasión y todo gracias al buen trabajo realizado con el motor gráfico Unreal 5. La ciudad de Nueva York, que en muchísimos momentos recordará a Los Ángeles de Blade Runner, pero más aún a lo visto en la retorcida Dark City de la película con el mismo nombre, o la visión que tuvo el fallecido diseñador Anton Furst para la Gotham City de la película Batman en 1989.
La ciudad, tanto en exteriores como en interiores nos «hablará» y no solo mientras buscamos respuestas en cada pista, si no que además nos hará participes de las historias que sucedieron a los momentos previos de un asesinato, una explosión y otro tipo de hechos que vamos a tener que investigar con los escáneres y sensores térmicos o de luz ultravioleta, así como el dispositivo para movernos en el tiempo que servirán para reconstruir los sucesos y dar con el asesino en serie al que le pisamos los talones.
Todas las pruebas que vayamos recopilando nos servirán para en algunos momentos del juego, resolver los casos a modo de puzles uniendo las piezas que nos den más pistas para llegar al fondo del misterio o en algunos casos, crearnos aún más preguntas con posibles respuestas por encontrar.
En caso de quedarnos atascados o no saber por donde continuar mientras estamos investigando, Nobody Wants to Die nos da la opción de activar el Modo Pista, pero creedme que no va a ser necesario y la única vez que yo le di uso, fue cuando me lo recordó el juego en un momento dado y aproveché para sacar la captura de pantalla de dicho modo que está bajo estas líneas.
La complicada sincronía de tu mente con los cuerpos de otros
No os costará nada pensar en lo duro que es mantener la cordura en este caótico mundo, con todo lo que está sucediendo y las situaciones que vivimos personalmente cada uno. La moralidad y valores a veces son muy difícil controlarlos y mantenerlos a flote ante ciertas cosas que vemos en el día a día y nuestra mente choca directamente con lo que nos dice el corazón y viceversa.
Imaginad ahora que vuestra mente es un constructo que ha vivido más de lo que debería y que ha ido pasando por varios cuerpos de otras personas que han tenido o vivido ciertas experiencias nada agradables, algo que vuestra mente no termina de encajar bien, ya sean enfermedades, adicciones o simplemente defectos con los que vivir porque no te puedes permitir con tu dinero obtener un cuerpo mejor, tema que se abordaba en la novela Altered Carbon de Richard Morgan de 2002 y su adaptación en serie para Netflix años después.
A eso se enfrenta también James Karra y nos llevará a nosotros a tener que agudizar el ingenio muchas veces e incluso vernos obligados a tomar decisiones en un tiempo determinado, acciones que tendrán algún tipo de repercusión en el futuro y haciendo que entre otras cosas, nuestra amistad con Sara se vea más o menos deteriorada, así como de cara al final, que la historia termine de una forma u otra, no diré de cuántas, solo que algunos finales son liberadores y otros… no tanto, aunque realmente todos tienen un denominador común sea cual sea el que logremos.
Incluso en todos sus finales, uno de ellos con guiño a Matrix incluído, se nos plantea el miedo que les da a muchas personas llegar a la muerte y la incertidumbre que les causa el que no haya algo más tras esta vida terrenal o lo que nos depara al fin de esta.
Y es ahí donde Nobody Wants to Die a nivel narrativo y filosófico, logra atrapar al jugador de una forma increíble, siempre que se vea este título como lo que es, mucho más que un walking simulator de investigación y resolución de puzzles.
Si se tratase de una novela de ficción detectivesca, lograría que fuese devorada página a página en una tarde, o en el caso de ser una película o serie, la veríamos del tirón gracias a como plantea cada punto de la historia y como va descubriendo los hechos y jugando con el pasado de los personajes a cuenta gotas. Algo que ayuda mucho a esto y que es muy de novela negra, es ponernos en primera persona en la piel, cuerpo en este caso, del protagonista y no solo a nivel gráfico o jugable.
Apartado técnico
Hablando antes del soberbio trabajo realizado en Nobody Wants to Die con la ciudad de Nueva York y alrededores, me gustaría hacer hincapié en el apartado artístico tan soberbio que tiene este título, el cual tiene toda mi admiración y el máximo respeto hacia los responsables.
Pese a su corta duración, unas seis o siete horas (algunas más si queréis sacar todos los finales), muchas veces merece la pena echar un rato más dando vueltas por los escenarios mientras se disfruta del gran trabajo realizado, aunque los personajes no corren la misma suerte y que pese a tener unas muy buenas animaciones hechas con captura de movimiento, solo algunos de ellos tendrán unos rostros y cuerpos bien detallados, mientras que otros son algo más genéricos, algo que contrasta bastante con el conjunto en general.
La iluminación juega un papel fundamental en este título, así como otros tipos de efectos y partículas, pero a veces una insoportable niebla hará que nos decantemos por no hacer uso de la linterna del protagonista y se termina disfrutando más de la iluminación que aportan los escenarios.
El juego no tiene voces dobladas a nuestro idioma, lo que hace que por momentos nos perdamos cierta información relevante que pueda ayudarnos con alguna pista mientras movemos objetos o realizamos alguna acción y no podemos leer los textos, pero en caso de entender bien el inglés, disfrutaremos de unas soberbias actuaciones de voz y la buena complicidad que hay entre los actores que dan vida a James, Sara y el resto de personajes.
Y mientras sigue de fondo sonando la banda sonora del juego, añadiré a lo ya dicho sobre la partitura de Milokai Stroinski y los 35 temas que ha realizado para este título, que acompañan perfectamente en cada situación y momento a la historia, logrando que gane en profundidad narrativa y junto a lo que se nos muestra en pantalla, solo nos falten dos sentidos para disfrutar de esta obra de una forma más trascendental.
Lo cual me lleva a casi rogar que se haga una versión en VR de Nobody Wants to Die (aunque entre nosotros, me consta que hay un mod para Unreal 5 que lo haría posible, pero nada mejor que de forma nativa).
Conclusiones de Nobody Wants to Die
Doy el último trago a mi bebida, siendo esta más hielo líquido que el jugo con taurina, cafeína y mil ingredientes más que vertí en su momento en el vaso, porque toca finalizar este análisis sobre un videojuego de los que marcan por su trasfondo filosófico sobre la vida, la muerte y la inmortalidad, con sus pocos beneficios y sus muchos problemas, principalmente por el egoísmo de las personas aprovechándose del sufrimiento de otras.
Y no os penséis que este título solo es una historia contada mil veces de otra manera o muy parecida a otra y con una bonita apariencia, también es un muy entretenido juego que vais a disfrutar del tirón y no debéis dejar pasar de largo pese a su cortísima duración, pero sobre todo teniendo en cuenta su asequible precio.
Nota: 8/10
*Este análisis ha sido realizado con una copia digital proporcionada por PLAION.
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