Análisis ONE BTN BOSSES - PC

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ONE BTN BOSSES – Sencillo, pero endemoniado

El panorama independiente sigue sorprendiendo con propuestas, a veces más complicadas, y otras más sencillas, como es el caso de ONE BTN BOSSES, el cual se juega con eso, un solo botón. Algo además muy interesante, es que este juego cuenta con el apoyo del sello editorial Outersloth, de los desarrolladores de Among US, y desarrollado por Midnight Munchies, que cuenta ya con cierta experiencia haciendo juegos. Aunque eso sí, hoy nos ocupa ONE BTN BOSSES, este juego estilo bossrush y bullethell, así que vamos con su análisis.

Arriba los derechos del trabajador

ONE BTN BOSSES es un juego que consta de dos modos de juegos distintos, siendo uno de ellos un modo historia y otro un modo roguelike, sirviendo ambos para conseguir desbloqueos que varían la jugabilidad y estrategia contra los jefes. Y aunque es un juego que está bastante enfocado en querer superar los desafíos que nos presentan, también tiene esa pequeña parte de historia.

No es una barbaridad de narrativa ni nada por el estilo, pero entre broma y broma, los derechos del trabajador se asoman. Básicamente, nuestra misión es ascender en la empresa derrotando a nuestros superiores, representando estos algunas de las cosas más odiadas en muchas empresas como recursos humanos o consultoría. Si prestáis atención a los diálogos, podréis observar perfectamente un reflejo de muchas cosas que, cualquier persona que haya pasado por oficinas, podría confirmar. Tampoco es que el juego se ponga muy en plan protesta, pero las va dejando caer en alguna ocasión. Y chistes malos de oficina también.

En este modo de juego simplemente iremos avanzando por una serie de niveles, cada vez complicándose más, y ganando también los «Grind Points» después de cada nivel, los cuales al llegar a cierto número van desbloqueando nuevas mecánicas de movimiento, ataque, herramientas y paletas de colores. Estos, además, variarán del resultado de nuestra misión, calificado en rangos con letra (S,A,B…), aunque también podemos conseguirlos en el otro modo juego.

Por otro lado, está el modo roguelike, que sinceramente, creo que es la clave de ONE BTN BOSSES y con diferencia. Al menos personalmente, lo he encontrado mucho más entretenido y amigable que muchas de las misiones de la historia, las cuales incluso han resultado frustrantes hasta el punto de querer desinstalar el juego. No sé si es la edad que ya hace que uno pierda reflejos o si la cantidad de cosas que hay en pantalla, pero madre mía del amor hermoso que infierno he pasado por momentos.

De un lado al otro, atravesando, cargando nuestro movimiento…

A nivel de jugabilidad, ONE BTN BOSSES es básicamente un bullet hell en el que tenemos que encontrar el hueco constante para sobrevivir mientras disparamos al jefe que hay en pantalla. Este, mientras tanto, nos va a llenar la pantalla de diferentes tipos de ataques y proyectiles, y si nos golpean 3 veces, se acabó. La gracia del juego está en usar los diferentes métodos de movimiento y ataque que nos ofrecen para sortear este desafío que es esquivar todo y no morir en el intento.

En nuestros inicios tenemos la opción de ir alrededor de la pista de juego cambiando la dirección, es decir, hacia delante y hacia atrás, mientras cogemos velocidad, lo que potencia nuestro disparo básico inicial. Aunque eso sí, cuando cambiamos de dirección, se reinicia la velocidad y, por tanto, la potencia. Esto digamos que es la combinación básica de juego, y puedes resolver gran parte así, pero la gracia está en experimentar con las novedades.

Según jugamos y ganamos esos ansiados grind points, vamos desbloqueando las novedades. Entre algunas de las que puedo comentaros, se encuentra por ejemplo el dash, que tiras para delante atravesando los proyectiles, o el cambio de dirección cargado, de manera que al cambiar coges velocidad, y en cuanto a disparos, tenemos una especie de malabares, un rayo láser o un bumerán que tenemos que ir recogiendo. Algo que me ha asombrado que se desbloquee tan tarde son las herramientas, las cuales, las dos primeras, nos otorgan un corazón más o la posibilidad de regenerar si no recibimos daño en un periodo de tiempo.

Respecto a esto último, quiero hablar, porque la sensación de progresión para la campaña es nula, ya que solo desbloqueas variantes, que no técnicamente mejoras, y en algunos jefes obviamente salen más victoriosas unas técnicas que otras. Y sinceramente, la campaña es muchísimo más difícil que el modo roguelike en mi experiencia, precisamente, porque aquí tenemos mejoras.

El modo roguelike es la clave

Veréis, confieso que el modo historia me ha frustrado bastante, porque se tardan en conseguir las mejoras, y algunas que me parecen clave, son precisamente tras unas cuantas horas de juego completando niveles. Los niveles puede llegar a ser un infierno, por como digo, no sé si hay un exceso en ocasiones de cosas a esquivar, sobrecarga en pantalla o ya me hago viejo, pero ha sido frustrante. Por otro lado, el modo roguelike lo he encontrado más permisivo, menos frustrante si pierdes y mucho más divertido al ser muchos combates más rápidos.

Antes de entrar a este modo de juego, seleccionamos el kit de movimiento/ataque y de esto dependerá las mejoras que habrá disponibles. Cada «planta» consta de una serie de niveles que superar y conseguir una mejora tras ello, de manera que se van acumulando. Cuanto más avancemos, veremos diferentes tipos de niveles como el de descanso o la tienda, y además, superar una planta entera hace que puedas recibir una bonificación más nada más entrar, para ir más preparado.

Al final, el hecho de recibir estas mejoras, compensa la dificultad incremental de los enemigos finales de cada planta, resultando en una experiencia, insisto, bajo mi opinión mucho más satisfactoria. Además, aquí también ganas Grind Points, así que puedes seguir desbloqueando nuevas características.

Minimalista pero con estilo

Para ir cerrando este breve análisis, comentar un poco como siempre el arte del juego, la música y demás. En cuanto al estilo artístico tenemos un apartado de estilo minimalista, al que si prestamos bastante atención, está hecho en pixel art. En general, podemos decir que está muy bien, pero mi problema ha venido dado por las paletas de colores, encontrando agradable únicamente 3 de ellas, mientras que otras me cuesta diferenciar. Añado también que, como accesibilidad, cuenta con paletas de colores para gente con daltonismo, y para acabar, muchas de las paletas hacen homenaje a los colores representativos de las diferentes identidades sexuales.

En cuanto al sonido, la verdad que está bastante bien, todas las pistas corren a cargo de James Evans y sin duda creo que captan la esencia de ONE BTN BOSSES y acompaña muy bien durante los niveles.

Pese a haberlo jugado con antelación, además, no he sufrido de ningún fallo extraño ni nada similar. Aunque sí que he visto alguna que otra cosa descuadrándose como los bordes de los menús, pero nada preocupante. Me hubiese gustado también que para las fuentes no aplicasen filtro bilinear ni similares, ya que, sinceramente, queda feísimo ese cartel de victoria o derrota en grande. Entiendo qué se ha hecho con ánimos de que sea más legible, pero a mí me han sangrado un poco los ojos.

Conclusiones del análisis de ONE BTN BOSSES

ONE BTN BOSSES es un juego que quizá ha pecado de querer incorporar ese modo historia, el cual a mí me ha generado una buena oleada de frustración en más de una ocasión, cuando solamente con el modo roguelike ya demuestra que podría ser una experiencia mucho más gratificante y divertida. Si se profundizase algo más en cuanto al modo roguelike y se expandiese de alguna forma, más allá de cartas de mejoras tras los combates, creo que tendrían un título mucho más sólido. Algunos jefes de la campaña se hacen largos, y por momentos, generan demasiado ruido en pantalla, dificultando de manera, para mí excesiva, la visibilidad de nuestra nave, mientras que en el otro modo eso solo pasa con el jefe final, pero vas con varias mejoras. Esperaré a ver como evoluciona, porque me parece una buena propuesta, pero por ahora esto es lo que nos encontramos.