Sobreviviendo con mi coche fantástico
Un viaje es un momento de relajación, de introspección. Un viaje por la carretera, música puesta, el ruido del motor y un entorno natural que apreciar es uno de esos momentos únicos en la vida. Yo no soy mucho de conducir, tengo el carnet un poco por obligación y por necesidad, pero intento no coger el coche nunca porque me da pereza. Es así, el mundo del automovil tiene poco o ningún interés para mi, pero, de vez en cuando, sale un título cuya mecánica principal es esta y me sorprende como un buen diseño puede hacer que, algo que, a priori, no me interesa y que evito en la medida de lo posible realizar en mi vida diaria, me enganche y no pueda despegarme del televisión. La magia de los videojuegos.
Pacific Drive es un juego extraño que auna un título de supervivencia con roguelike junto con componentes de gestión de recursos y simulador de conducción. A priori puede parecer demasiado, pero todo converge convirtiendo este título en uno de los más interesantes que he experimentado en años, ya sea por su propuesta jugable, su apartado artístico o su cuidado en los detalles. Si bien es un juego que no está extento de errores, sus virtudes pesan mucho más.
La zona
En Pacific Drive nos adentramos en «La Zona«, un terreno de pruebas de Estados Unidos que ha sido abandonado tras descontrolarse el proyecto. Somos absorbidos por un vórtice al entrar y nos encontramos atrapados en este área extrema que no sólo deberemos recorrer, sino que nuestra labor es entender la propia naturaleza de dicho territorio. Una serie de científicos que aun se encuentra estudiando esta Zona nos ayudarán a escapar de esta situación mientras les ayudamos en sus investigaciones.
Las «Anomalías«, criaturas y eventos extraños que campan a sus anchas, nos harán enfrentar diferentes desafíos pues cada una cuenta con unas características bien definidas, aunque no todas son agresivas. A lo largo de la aventura iremos encontrando mayor cantidad y variedad de estas Anomalías, como por ejemplo Abductores, que nos robarán objetos, Alimañas que se nos pegarán como lapas y nos dañarán (o las Liebres Felices, su contraparte que nos curará) e incluso otro tipo de Anomalías que no tienen por qué ser agresivas como los Turistas, unos maniquíes que se mueven únicamente se no los miramos y que pueden desde ayudarnos lanzándonos objetos como explotar si los tocamos y que son, sin lugar a dudas, mi anomalía favorita.
No estamos solos
La mecánica principal a destacar de Pacific Drive es su coche. Para atravesar la Zona y solventar la amplia mayoría de obstáculos de este hostil territorio haremos uso de nuestro coche, el cual encontramos dentro de la propia Zona. Por supuesto, este no se trata de un vehículo común y corriente, pues es una Anomalía en si misma, mas bien llamados «Vestigios«. Estos son anomalías con personalidad propia que se vinculan a un usuario, absorviéndoles la cordura, pero puede que nuestro coche sea diferente (o no).
Si queremos avanzar en el juego es absolutamente indispensable ir mejorando nuestro vehículo y sus capacidades. Desde las puertas a la carrocería, las ruedas, los materiales, el motor, depósito de combustible, baterías y todo lo que nos podamos imaginar, pues si algo se vanagloria de exhibir este título es de su excelso cuidado en el detalle de cada elemento del coche, lo que será algo que celebrar para los fans de la autolocomoción. Claro, esto no se queda solo aquí, pues el coche cuenta con una serie de ranuras de habilidades que iremos encontrando en cada incursión y que nos ofrecen mecánicas y facilidades para nuestro viaje.
Para el correcto mantenimiento del coche, además de para conseguir recursos de la chatarra que encontramos en la Zona, necesitaremos una serie de herramientas con diferentes usos, desde palancas para abrir puertas y taquillas, martillos neumáticos para romper cristales, sierras para desguazar y linternas, para iluminar las oscuras (y cuando digo oscuras creedme que prácticamente no se ve). Hay una cantidad considerable de materiales diferentes, tanto simples (los que recogemos por el escenario) como complejos (que fabricamos a partir de otros simples), así que si tenéis complejo de síndrome de Diógenes, como es mi caso, no os preocupéis, porque a la larga podremos llevarnos kilotones de materiales tras cada incursión.
Taller y mantenimiento
Después de cada incursión llegaremos al Taller, nuestra zona de confort y relax donde podremos mejorar cada elemento del coche así como distintas funcionalidades del taller, como los contenedores para materiales o partes del coche como repuestos, surtidor de gasolina e incluso la antena que usamos para localizar, analizar y alcanzar nuevas zonas de exploración. Por otro lado, también encontraremos el ordenador central, donde, con la energía que obtendremos dentro de la zona con las «Baterías» (ya hablaremos de eso más tarde), adquiriremos mejoras a través de un árbol de habilidades bastante extenso que estará dividido según cada elemento del juego: herramientas, componentes del coche, mejoras del taller, etc.
Cuando llegamos tras un arduo viaje, no hay nada mejor que encender la gramola (que cuenta con bastante repertorio de temas de diferentes géneros) y ponernos manos a la obra. A través de una pantalla de diagnóstico que se encuentra en el propio taller, podemos ver el estado del coche y proceder a su reparación y mantenimiento. Con una serie de puntos se nos señalará el porcentaje de salud general del coche, la gasolina disponible y su nivel de batería. Así que, haciéndo uso de nuestras herramientas, la masilla reparadora (que hará recuperar salud a los distintos componentes del coche), pinzas para la batería, el surtidor de gasolina para llenar tanto el depósito del coche como cualquier bidón que llevemos con nosotros, masillas selladoras para los pinchazos y golpes en los cristales y otros materiales distintos con los que dejaremos al coche impoluto.
Esto, al menos en mi caso, se han convertido en mis momentos zen del juego. Unos momentos donde no solo me relajo escuchando música y arreglando la carrocería y el motor, sino que también gestionas tu próximo viaje viendo el estado de cada área y eligiendo la mejor ruta para nuestra próxima incursión según nuestras necesidades. El mimo y el cuidado que pone Pacific Drive en prácticamente todos los elementos y mecánicas del juego es asombroso.
Rebosando detalles hasta el absurdo
Pacific Drive es un juego excesivamente cuidado en cuanto a los elementos de los que dispone. Aunque no está extento de errores, como el hecho de que el personaje no cuente con un modelo (ni siquiera cuando da patadas, una mecánica para empujar objetos), el detalle y mimo en cuanto al coche y las diferentes Anomalías que nos encontremos, así como elementos del taller nos hace ver el cariño puesto en el desarrollo.
Es evidente que no voy a resaltar todos los detalles del juego, primero porque me gustaría que lo descubrierais por vosotros mismos, y segundo porque no terminaría nunca. Aun así, detalles como el hecho de golpearte la cabeza si cierras la puerta del maletero con nosotros debajo nos quita un punto de vida, si no cerramos las puertas al arrancar, la radiación y otros elementos pueden dañarnos dentro del coche, el hecho de que tanto los faros como el limpiaparabrisas cuentan con sus propias palancas y, uno de mis favoritos, las gotas de lluvia en el parabrisas reaccionan a los movimientos del coche y cambian su rumbo según nuestra marcha.
Nuestro coche, nuestro Vestigio, es una entidad en si misma. Y como un ser relativamente vivo no se encuentra extento de enfermedades y otras dolencias. Y es que si, nuestro coche puede «enfermar«. Las enfermedades de nuestro coche provocan que ciertas acciones tengan su reacción, es decir, que si giramos el volante a la derecha se encienda la radio, que si ponemos el limpiaparabrisas se apagan los faros o se alternan, o, incluso, que se activen o desactiven cosas solas. Estas enfermedades no se nos marcarán de forma explícita, sino que deberemos estar atentos a que causa esa reacción para, en el momento en el que lleguemos al taller, corramos al ordenador de diagnóstico y, a través de una amplia gama de opciones, saquemos las conclusiones de la causa efecto (por ejemplo, si el coche enciende, radio se apaga) y se nos desbloqueará su cura gastando un material en específico.
Incursión, investigación y supervivencia
El foco central de Pacific Drive son las incursiones en la Zona. Esta está dividida en diferentes secciones y áreas con distintos niveles de dificultad y carácterísticas, ya sean climáticas, anomalías específicas que la habitan o incluso estructuras. A través de un mapa central en el Taller podemos fijar nuestra ruta a lo largo y ancho del territorio a nuestra conveniencia, según nuestras necesidades y preferencias, marcando viajes cortos o largos. Además, a lo largo de la aventura nos irán asignando misiones para que el juego evoluciones y podamos llegar a nuevas áreas, pero no entraré demasiado por tema de spoilers.
Las incursiones son sencillas. Llegamos al territorio y tenemos que recorrerlo en busca de materiales. Hasta aquí nada fuera de lo común. Según el destino que elijamos tendremos a nuestra disposición la capacidad de avanzar por la carretera al próximo nivel o, si hemos llegado a nuestro destino, tendremos que salir de ahí abriendo un portal. Este portal solo se abre si contamos con la energía suficiente, energía que se consigue de unas baterías (estable, inestable y corrupta) repartidas por el mapa y que aparecerán marcadas en el minimapa del navegador abordo (si vamos a pie no tenemos mapa disponible), así como cualquier punto de interés como edificios para explorar o coleccionables en forma de cintas de cassete que nos dan trozos de lore.
Hay que tener en cuenta que la mejor forma de desplazarnos es a través de las carreteras, pues nuestro coche, en principio, recibiría menos daños, hay más visibilidad y las ruedas lo tienen más difícil para que se pinchen, pero, en ocasiones, puede que haya alguna Anomalía cortándonos el paso, por lo que deberíamos tomar otra ruta. Durante nuestro viaje realizaremos paradas para desguazar otros coches, sacarles gasolina, si es que tienen aún, y desvalijar casas y centros de investigación, así como gasolinaeras, tiendas y otros edificios para consguir materiales diversos de los que haremos uso.
Claro está que en nuestra aventura se irán estropeando las diferentes partes del coche y deberemos repararlas de igual manera que en el taller, aunque con más limitaciones, pues no contamos con todo nuestro inventario de recursos y hemos tenido que salir preparados con herramientas suficientes para que no se nos haga cuesta arriba. Tener en cuenta el estado del coche es prácticamente lo más importante, pues, en última instancia, es lo qu nos permitirá salir a través del portal sin sufrir una muerte segura (con la que perderemos los materiales que llevamos, además de romperse el coche).
Conforme vamos avanzando, los obstáculos serán cada vez más diversos y agresivos. Las condiciones climáticas nos pondrán en más de una ocasión entre la espada y la pared por lo que cada vez tendremos que mejorar más nuestro coche, ampliar los contenedores de objetos, nuestro propio inventario, añadir nuevas funcionalidades y, ante todo, analizar las anomalías para conocer su funcionamiento y, de esta manera, saber evitarlas en la medida de lo posible.
Cuando hemos terminado de explorar, abriremos uno de los portales disponibles y tendremos que salir por patas, pues una tormenta va a cercar todo el área, causando graves daños al coche, muerte inclusive. Así que pondremos el pie en el acelerador y avanzaremos sin detenernos hasta llegar el portal, sorteando, por supuesto, todos los obstáculos que se nos presenten. Eso si, no debemos dormirnos en nuestra aventura, pues la mayoría de territorios cuentan con un tiempo indefinido para que empiece la tormenta, así que debemos estar preparados en cualquier momento para salir corriendo y sobrevivir.
Apartado visual y sonoro
Pacific Drive es un juego precioso. Los entornos naturales ofrecen postales únicas que se armonizan a la perfección con un apartado sonoro cuidado que nos mostrará en detalle cada elemento que nos rodea, así como distintos avisos del coche y de las propias anomalías. El tratamiento de la luz y como esta incide en el escenario y atraviesa la niebla es todo un espectáculo, además de la estética retro en los entornos, vehículos y criaturas, que al menos en mi caso me parece fascinante, ofrece una experiencia única.
Si bien hay fallos, como el mencionado anteriormente, de que nuestra protagonista no cuente con modelo, lo que hace que algunas acciones queden raras, o problemas de estabilidad que provocan tirones cuando se juntan varios elementos como tormentas, criaturas, niebla y luz, que pueden llegar a ser bastante molestos en ciertas situaciones en las que estemos apresurados huyendo. Para esto, a mi parecer, lo mejor habría sido capar el título a 30fps, porque estos se encuentran desbloqueados y, al menos en PlayStation 5, versión desde la que se ha realizado este análisis, fluctuan demasiado.
Las físicas, inercia y suspensión del coche, así como su hitbox se encuentran medidas al milímetro, lo que ofrecen un feedback en cuanto a la conducción simplemente sublime que llamará la atención tanto de los que conducen en la vida real como de los que no. Además, el título cuenta con un gran doblaje al inglés) en los distintos, aunque escasos, personajes que nos ayudarán en nuestra aventura.
Conclusiones sobre Pacific Drive
Pacific Drive es una de las sorpresas del año. Un título con un cuidado casi enfermizo que propone un conjunto de mecánicas que, aunque a priori pueden parecer extrañas, se combinan a la perfección y ofrecen uno de los roguelike más interesantes de los últimos años. El detalle puesto en el coche es algo digno de aplaudir y consigue que una persona, como es mi caso, a la que no le llama ni lo más mínimo el mundo del automovil y que tiene el carnet por simple utilidad pero que no coge el coche a no ser que sea indispensable, esté a la espera de volver a encontrar un rato libre para seguir viajando por las carreteras estadounidenses y seguir desbloqueando nuevas piezas y habilidades.
Terminar la historia de Pacific Drive, que quizás es uno de sus puntos flojos, no porque esté mal, sino porque el resto de elementos la opacan, es solo el principio. Para desbloquear, investigar y ver todo lo que este título ofrece nos da para muchas horas, muchísimas de entretenimiento. Solo terminar el título me ha llevada en torno a las 20 horas y os puedo asegurar que no he visto ni la mitad.
Si no sabéis a lo que jugar o simplemente queréis experimentar un título diferente, curioso y que se nota en cada elemento y mecánica el cuidado puesto en él, os recomiendo encarecidamente que este sea vuestro próximo título. Y, por si tenéis dudas, el juego ha salido a precio reducido (30-35 €) y contará con una edición física próximamente, así que hay pocas excusas para no entrar en «La Zona».
Nota: 9/10
*Este análisis ha sido realizado con una copia digital proporcionada por Cosmocover.