Una ida de pinza sin sentido edulcorada y llena de color que saca lo peor de nosotros
Ese podría ser el resumen o conclusión final del segundo DLC de Atomic Heart, llamado en esta ocasión Trapped in Limbo, que nos trae Mundfish casi un año después del lanzamiento del juego y que nos lleva por un retorcido mundo de dulces, caramelos y adorables personajes de pesadilla que intentarán evitar que descubramos ciertos secretos e información bastante relevante en el entorno y vida de P-3.
La historia nos lleva a instantes después del final alternativo del juego principal, en el que atrapados en el Limbo y rodeados de un mundo dulce y colorido, nuestras única compañía será la de la mujer del protagonista, Katya, que en forma de pequeña y brillante nube nos irá comentando la situación que Sergey Nechaev, ahora un adorable osito de peluche blanco, está viviendo en su mente y que ella, también lleva en el limbo un tiempo y ahora le ayudará a escapar recordando todo sobre él.
Realmente estamos ante un DLC que a nivel narrativo y de lore sobre Atomic Heart, aporta bastante información y datos, algunos de ellos relevantes y de cierta importancia, aunque nada vital o que no se vislumbrasen en algún momento de la historia principal, sin falta de tener que jugar Trapped in Limbo. Aunque no es lo único que aporta, también podremos conseguir siete skins muy dulces para distintas armas que tendremos disponibles para usar en la historia principal.
Entonces… ¿qué sentido tiene este DLC aparte de un poco de lore y apenas media docena y pico de skins para armas?, sinceramente, el de sacarte de quicio durante las cuatro o cinco horas que puede llegar a durar, aunque realmente es totalmente rejugable tras terminarlo, eso sí, si te quedan ganas de continuar con lo que propone.
Porque aunque Trapped in Limbo viene con unas mecánicas aparentemente demenciales en las que vamos a ir haciendo un parkour extremo y el juego ahora pasa a tener una verticalidad importante, sin olvidar ciertos momentos en los que vamos a usar armas y «poderes» contra enemigos a los que a veces apetece darles un «bocao», este DLC termina por resultar cargante a lo largo de sus excesivamente alargados e injustos niveles de mecánicas nuevas y soporífero en las que toca hacer uso de armas.
Un puñado de minijuegos mal planteados
Básicamente las nuevas mecánicas se basan en minijuegos de móvil y trasladadas a un tipo de juego que no acepta muchas virguerías, algo que se nota más pronto que tarde mientras controlamos a nuestro personaje en el primer nivel a través de toboganes de caramelo, dulces y chocolate, mientras vamos recogiendo manzanas que sirven como moneda en este caso, para canjear por armas o habilidades, que nos servirán para enfrentarnos a los enemigos que aparecerán escasamente en unas arenas cerradas tras superar ciertas zonas.
Lo cierto es que pensar en toboganes de caramelo y chocolate por los que deslizarse es el sueño de cualquier niño o los osos amorosos, pero en este juego realmente es una pesadilla de la que hasta Freddy Krueger tendría miedo.
El motivo principal es el movimiento y animaciones del personaje, que responden de mala manera y nos llevará a precipitarnos una y otra vez al vacío o nos quedaremos atascados en cualquier plataforma, haciendo que en el peor de los casos, no podamos continuar y vuelta a repetir. Esto derivará en una frustración que irá en aumento y eso sin llegar al segundo nivel, que es más de lo mismo y más enrevesado en una experiencia que si bien debería ser divertida, casi invita a desinstalar el juego.
Pero por suerte hay varias arenas en las que encerrados y rodeados de enemigos (principalmente hombres de jengibre), nos enfrentaremos a una especie de jefes que tendremos que liquidar de una manera creativa, pero desesperantemente aburrida, incluso en mayor dificultad, no terminan de suponer un reto. Perdonadme que me vaya a saltar la parte en la que en el segundo nivel, mientras ya nos vamos enterando mejor de lo que pasa a nivel narrativo en el mundo de Atomic Heart, menos sentido tiene la jugabilidad del DLC Trapped in Limbo.
Resulta muy frustrante entrar en un bucle en el que te deslizas y por falta de visibilidad te caes al vacío, carga punto de control, quedarte enganchado, caes al vacío, punto de control, molino de galleta que justo cuadra en el momento que tu pasas por ahí y te golpea, caes al vacío… y así durante una hora hasta que al final consigues finalizar el nivel.
Y llegamos al tercer nivel, que pasa a tener una verticalidad y «plataformeo» que en un principio se agradece y no frustra tanto, pero nuevamente uno se encuentra con situaciones injustas o que están mal planteadas, donde hasta he llegado a perderme pese a que el juego cuenta en todos los niveles con señales y carteles que te indican por donde continuar, pero solo en las zonas donde puedes canjear las manzanas en una especie de máquina de slot donde aleatoriamente obtendremos habilidades, armas o nada.
También en estas zonas de aparente calma, tenemos casas de galleta y caramelo en las que encontramos a una muñeca gigante en la que podemos canjear unas monedas doradas por los ya citados skins exclusivos de este DLC Trapped un Limbo y que podremos utilizar en la historia principal de Atomic Heart.
Reconozco que si llegué a disfrutar un poco más este tercer nivel, principalmente por resultar más ameno, no tan repetitivo e incluso en los momentos en los que aparecían toboganes por los que deslizarme para llegar a otras zonas, resultaban más amenos y divertidos. Quizás esto en parte fuera porque en este caso se veía una evolución lógica en el escenario. Pero entonces, llega el cuarto nivel y aquí nos encontramos manejando a un viejo conocido del juego principal y también unas mecánicas que son viejas conocidas.
Al igual que en juegos como Subway Surfers, Temple Run y similares del género endless runner, en el penúltimo nivel nos encontramos controlando al ganso parlanchín y persiguiendo al pobre P-3 que huye despavorido de una manera cómica y surrealista, mientras nosotros vamos alternando este modo con otro más libre, pero igualmente en el que tenemos que seguir deslizandonos.
Finalmente y tras una vez más, una exagerado y artificialmente alargado nivel, llegamos al nivel final, el cual no os voy a destripar, pero si os diré que es tan breve como absurdo.
Apartado técnico de Atomic Heart – Trapped in Limbo DLC
La base del juego y su motor gráfico a estas alturas no se puede poner en duda que es visualmente uno de los más llamativos y con más calidad de los últimos tiempos. Eso se sigue notando en este DLC que pese a presentar unos niveles de lo más surrealistas y coloridos, no quedan nada mal visualmente, aunque como es obvio, terminan resultando repetitivos y un poco cargantes en ciertos momentos, algo que también pasa con los enemigos, que son cuatro contados.
En el aspecto sonoro, el DLC cuenta con buenos efectos, muchos de ellos reciclados del anterior y a su vez estos del juego principal, aunque añade ciertos efectos de sonido divertidos para la ocasión. La música por su parte y para variar, si bien no es mala, termina por agotar también al no dejar de sonar en bucle siempre todos los mismos temas.
La traducción y voces dobladas a nuestro idioma están presentes, algo que siempre es de agradecer.
Conclusiones
Atomic Heart – Trapped in Limbo DLC al final resulta como un atracón de dulces, que al principio piensas que lo vas a disfrutar y pasarlo bien mientras lo estás consumiendo, pero al final te pega una patada en el estómago que te hará desear olvidar el mal rato que te ha hecho pasar.
Espero que si se llega a lanzar un tercer DLC para Atomic Heart, se aleje lo más posible de experimentos como este.
Nota: 3/10
*Este análisis ha sido realizado con una copia digital proporcionada por Mundfish.