Perdido en el laberinto de la nostalgia
Digital Eclipse siempre logra sacar una sonrisa a mi lado más nostálgico como jugador y por eso mientras jugaba Wizardry: Proving Grounds of the Mad Overlord, no pude evitar acordarme mientras sonreía, lo mucho que deseé en su momento poder jugar al título original, en realidad a la versión de MSX2 que había visto «tropecientas» veces en revistas como MSX Club, MSX Extra o Input MSX (sí, así de originales eran a principios de los 80 los nombres de algunas revistas dedicadas a la informática).
Lo cierto es que el primer Wizardry fue toda una revolución en el género y entre los videojuegos, ya que planteaba la opción de poder controlar a un grupo de aventureros y nos daba hasta la opción de crearlos, para luego entrar de cabeza al laberinto en busca del amuleto robado por el malvado hechicero Werdna.
Podría decirse que este título de Sir-Tech, en su momento (1981 para ser exactos) creó en los videojuegos el concepto Dungeon Crawler o «juego de mazmorras», y también el que logró con sus secuelas, ser un referente no solo para este género, sino también para el rol en grupo incluso más allá de las pantallas. Y ahora, casi cincuenta año después del lanzamiento original en Apple II, un montón de títulos oficiales, varios spin off y apareciendo en casi todas las plataformas existentes desde entonces, llega este remake que nos ofrece muchas opciones, los mapas originales revisitados y los que vieron la luz en consolas.
La aventura de escoger la forma de vivir la experiencia Wyzardry
A diferencia de otros títulos recientes de Digital Eclipse donde tenemos a nuestra disposición entrevistas, información y un documental interactivo sobre el juego, como pasó con Karateka o Llamasoft: The Jeff Minter Story, aquí solo nos encontramos con el juego original que ha recibido un lavado de cara gracias a sus nuevos gráficos, sonidos e interfaz, pero donde se nos va a dar un montón de opciones a elegir para que podamos jugar como deseemos, dentro de unos límites, Wizardry: Proving Grounds of the Mad Overlord.
Si bien se nos ofrece de forma predefinida unos ajustes que se basan en tres configuraciones: Moderno, Original y Consola, permitiendo una cuarta que será la versión personalizada de los ajustes que nosotros mismos hayamos tocado para adaptar la experiencia a nuestro gusto a la hora de jugar. Incluso tendremos la opción de tener a toda pantalla el juego de forma superpuesta, tal y como se veía originalmente en la versión de Apple II o ponerlo en una esquina.
Sea cual sea la experiencia que queramos vivir, llega el momento de seleccionar el primer equipo con el que vamos a entrar en el laberinto, que aunque tenemos la opción de seleccionarlos de forma predeterminada con unos personajes básicos que no van nada mal, seguro que muchos de vosotros preferís personalizarlos y sinceramente, es una buena opción si ya tenéis cierta experiencia o en todo caso, queréis experimentar y ver resultados.
Tras eso, ya en Gilgamesh tenemos varios lugares por los que pasarnos, como por ejemplo los campos de entrenamiento que fundó el soberano Trebor, que además sirve para que mejoremos y perfeccionemos a nuestros aventureros. También está la Posada, donde descansar y prepararse para la nueva incursión en el laberinto, que a lo mejor antes queréis pasaros por la Taberna para encontrar nuevos miembros o formar nuevos grupos. Pero lo que nunca se debe dejar de lado es visitar el Templo de Cant, que servirá para curar o resucitar a los miembros del grupo que estén en problemas.
Por último, está el puesto comercial de Boltac, conocido mercader de mucho éxito en la zona y donde vamos a comprar o vender todo tipo de objetos mágicos, armaduras, armas, pero también podemos optar a sus servicios, como romper maldiciones o identificar objetos. Vamos, todo un chollazo.
Adentrándonos en el interminable laberinto
En el momento que nos adentramos en él, las mecánicas de Wizardry: Proving Grounds of the Mad Overlord son las clásicas de avanzar por «Grid Movement» o movimiento de cuadrícula, lo que viene siendo avanzar despacito, pasito a pasito, suave suavecito… bueno, mil términos que si aún no habéis entendido, os remito a la Wikipedia y fijo que os queda más claro.
Mientras vamos avanzando por el intrincado mapa y sus distintos niveles, vamos a ir viendo información de todo tipo, pero escueta al principio, en la que nos revelarán en cuadros de texto y datos que serán o no relevantes para nuestra aventura. Muchas de estas serán a base de objetos que recoger o puertas que abrir, pero en la mayoría de casos serán puertas de distintos tipos, que si bien las de madera podremos abrirlas sin problemas, otras necesitarán de llaves o que portemos objetos para poder atravesarlas.
No es recomendable ir a lo loco de aquí para allá y aunque el título incluye un minimapa en el lado izquierdo que nos muestra los pasillos según vamos avanzando, haceros con una libreta grande de cuadrículas y dibujad, como hacíamos antaño, el mapa según los vais descubriendo. Es la mejor forma de saber por donde vais y os hará falta para regresar a la superficie para recuperar puntos de vida, mejorar a los personajes y mil cosas más. En ningún momento podéis pararos a hacer estas cosas en el laberinto, no es seguro.
Y es que el laberinto es un lugar peligroso, tanto, que a la mínima vamos a recibir emboscadas o recibir encuentros contra enemigos, tanto en las salas como por los pasillos, que de primeras aparecerán con forma de sombra, aunque esta se dispersará en cuanto descubramos cosas sobre ellos y esa información va a ser vital de importancia para poder acabar con la mayoría de ellos.
Los combates son por turnos (¡oh!, chorprecha), dándonos a elegir la opción de seleccionar automáticamente la acción para todos, o ser nosotros quienes vamos a decidir el futuro destino del combate contra los enemigos a los que nos enfrentamos.
Al finalizar cada combate, se repartirá la experiencia entre los miembros del grupo y también obtendremos cofres que de normal tienen trampas que nos quitarán la vida e incluso llevará a la muerte a más de un personaje, así que tocará elegir bien quien abre o quita las trampas para no quedarnos rápidamente sin personajes con los que continuar.
Apartado técnico
Visualmente no revoluciona nada, lo cierto es que resulta ser un título que podría ser tranquilamente de móvil o tablet, pero esto es una ventaja frente a otros del mismo género, pero que gráficamente no son aptos para todos los equipos del mercado. En este caso, hasta el portátil más modesto o un sobremesa con más de 20 años puede moverlo sin problemas.
Eso sí, los modelos 3D de los enemigos tienen diseños muy interesantes y más según vamos avanzando y profundizando en el laberinto, resultando gracioso ver la comparación con los clásicos diseños en la pantalla de la versión Apple II. Que por cierto, al ir descubriendo enemigos, se irá incrementando un muy útil bestiario al que podemos acceder desde el menú.
La banda sonora y sonidos del juego son correctos y hasta de una factura bastante modesta, sintiendo por momentos que incluso son prescindibles y que incitan más de una vez a que iniciemos Spotify o cualquier otra alternativa propia para escuchar nuestra música favorita mientras jugamos o el podcast de turno.
Wizardry: Proving Grounds of the Mad Overlord viene traducido al español, aunque a veces tiene alguna que otra errata en los textos.
Conclusiones de Wizardry: Proving Grounds of the Mad Overlord
Los amantes de la saga Wizardy están de enhorabuena con esta versión de Digital Eclipse, donde como siempre, se han volcado para ofrecernos la oportunidad de tener la experiencia clásica y que el factor nostalgia haga el resto, pero con las características y facilidades que ofrece la tecnología hoy en día.
Personalmente me hubiera gustado que hubiesen incluído algún making off o entrevista, pero eso pertenece más a otra colección de la que se encargan también, aunque quien sabe, a lo mejor futuros títulos de Wizardy también terminan llegando e incluyen estas cosas. Eso sí, ojalá gráficamente sean un poco más cañeros.
Nota: 7/10
*Este análisis ha sido realizado con una copia digital proporcionada por Digital Eclipse.