4 de julio de 2024
Mullet Mad Jack

Review Mullet Mad Jack – PC

Muletas Locas Jack, para los que no sepáis inglés

Cuando juntamos una estética anime y cyberpunk, con un humor tontorrón y lleno de referencias en un FPS cañero y frenético, el éxito está casi asegurado. Así resumo enormemente Mullet Mad Jack, un FPS arcade indie que demuestra, una vez más, que la industria del videojuego no se está estancando ni dejando de ser divertida, si sabemos dónde buscar.

Como en la vida real, la dopamina nos mantiene vivos

En Mullet Mad Jack y su mundo prima la dopamina por encima de todas las cosas. En este mundo cyberpunk, el consumismo está a la orden del día. Las inteligencias artificiales evolucionaron en gran medida, y las mejoras e implantes tecnológicos resultaron en que ya no hay muchos humanos de carne y hueso, o al menos, mayoritariamente de carne y hueso. Los humanos, o retrohumanos, así los llaman, que quedan aportan valor a la sociedad en un nuevo sentido: las visitas. Los livestramings, las emisiones en directo, o cualquier actividad que genere ese chute inmediato de dopamina es lo que mantiene los engranajes de la sociedad girando, y también en Mullet Mad Jack.

Y con eso llegamos a nuestro protagonista. Un retrohumano con la cabeza llena de películas de acción de su infancia a quien le llega un mensaje de PEACE CORP sobre nuestra participación en uno de sus directos.

Para entretener a las masas de humanos al otro lado de las pantallas, nos envían a salvar a una princesa e influencer que ha sido capturada por unas inteligencias artificiales llamadas Robobillonarios para ganar un buen par de zapatillas muy molonas. Salvar a la influencer y, más importante, conseguir esas zapatillas nos lleva a un rascacielos donde están los robots malvados. Así que armados y puestos hasta las cejas de dopamina, nos adentramos.

Todo el proceso de rescatar a nuestra influencer será retrasmitido por PEACE CORP, quienes también han instalado sus sistemas en nuestro dispositivo y cuerpo. A partir de este momento, dependeremos de las reacciones de los espectadores, que darán like a la retrasmisión si ocurren cosas emocionantes. Si no, el apoyo caerá en picado y moriremos. La dopamina ahora, en más de un sentido, es lo que nos da la vida. Desde ese momento, somos conocidos como el Moderador.

Mullet mad jack

Que no pare la fiesta, y por fiesta digo masacre

Aunque pueda resultar interesante, toda la ‘historia’ que hemos explicado no es más que la excusa para justificar la acción, es decir, el gameplay. Mullet Mad Jack no el sólo tu FPS arcade de confianza, sino que añade pequeños toques propios de los roguelites para amenizar la experiencia.

Al comienzo, nuestro objetivo se encuentra en el piso 10 del rascacielos en el que estamos, por lo que tendremos que subir, abriéndonos camino entre los robots que encontremos. Pero hay truco. Gracias al sistema de likes, sólo disponemos de 10 segundos de vida. Si pasan nuestros 10 segundos, moriremos y tendremos que empezar desde el primer piso. Y lo que es peor: tendremos que despedirnos de esas zapatillas. Ahora bien, esto tiene su lado positivo, porque cada vez que matemos a un robot, se sumará algo de tiempo a nuestro contador, aunque este no puede superar esos 10 segundos iniciales, al menos de momento. Así, manteniendo al público entretenido con emociones continuas, podremos seguir subiendo.

El resultado de esta propuesta es uno de los FPS frenéticos que más he disfrutado últimamente; y que una vez cogido el truco se vuelve un espectáculo visual y jugable. Este concepto es muy similar al de Post Void, otro FPS en el que matar enemigos suma tiempo a nuestro contador de vida, pero en Mullet Mad Jack resulta más sencillo entender qué sucede en pantalla y con un estilo algo menos agresivo. Además de ser más completo, aunque ambos juegos son muy buenos en lo que hacen.

En la práctica, Mullet Mad Jack es muy adictivo y desafiante. Cada piso se compondrá de una serie de salas y pasillos generados de manera procedimental en la que habrán grupos de enemigos esperándonos. Siempre contaremos con un (1) arma a mano con el que hacerles nuevos orificios faciales, pero el protagonista muchas veces es el propio escenario. Las salas tendrán ventiladores, trampas, desniveles o explosivos esperando ser aprovechados. Con el clic derecho del ratón haremos un pequeño dash si estamos en el aire, o nos deslizaremos a gran velocidad en una dirección concreta, pero si estamos frente a algún enemigo, le daremos una patada, empujándolo un poco o acabando con él si convenientemente había un ventilador tamaño humano detrás.

Además, por las salas habrán repartidas armas cuerpo a cuerpo, que podremos recoger y que, al correr hacia un enemigo, acabaremos con él inmediatamente, gastando esa arma en una pequeña animación tan chula como bruta.

mullet madjack

Cada piso es muy corto, y podemos terminarlo en alrededor de un minuto, pero antes de ir al siguiente, tenemos un merecido descanso y la oportunidad de comprar una mejora en la tienda. Sin precio alguno, cortesía de PEACE CORP, tenemos la opción de elegir una de entre tres mejoras que colocarnos para que el caos que generemos en el siguiente piso sea cada vez mayor. Entre estas mejoras tenemos distintas armas: escopeta, fusil, subfusil, rifle de plasma o katanas (porque no podían faltar), bonus de tiempo al matar robots de ciertas formas, medidas contra las trampas, mejoras de velocidad o de nuestras propias balas. Hay un número decente de estas mejoras, aunque aún así me gustaría que hubiesen algunas más.

Después de 10 pisos, nos enfrentaremos a un jefe. El último obstáculo entre nuestra influencer y nosotros. Estos jefes son momentos muy distintos al resto de pisos. Dadas las inerferencias, el programa de likes se corta de forma temporal, por lo que no tendremos límite de tiempo durante estos momentos. La pelea contra el jefe sucede como en otros juegos FPS, pero incluso aquí Mullet Mad Jack sabe mantener el nivel de calidad.

Aviso de spoiler: tras derrotar al jefe del piso 10, vemos que los Robobillonarios se llevan a nuestra llave para las zapatillas… quiero decir a la influencer más arriba en el rascacielos, por lo que toca volver a subir. Con esto, esencialmente hemos cambiado de zona, pero lo más importante es que, al hacer esto, se han reseteado todas nuestras mejoras anteriores. De esta manera, en los próximos diez pisos, repetimos el proceso anterior.

Cada zona nueva añade nuevos peligros, salas, enemigos, así como nuevas mejoras. Manteniendo la novedad sin necesariamente haber cambiado mucho. Adicionalmente, tras derrotar a un jefe podremos seleccionar una mejora permanente, cómo poder escoger versiones mejoradas de nuestras armas o actualizar el catálogo de objetos de la tienda. Y también se establecerá un punto de control, por lo que si morimos después, podremos empezar desde ese punto.

mullet madjack

Mullet Mad Jack es anime, pero bien

Todo este caos y destrucción viene acompañado de una estética y un tono general muy anime, reminiscente de la época de los 80 y principios de los 90 que, francamente, le sienta como anillo al dedo. Cuando más se nota esto es en las cinemáticas como la de introducción o el propio menú principal. Mullet Mad Jack derrocha estilo como pocos. Desde el Moderador, la asistente de PEACE CORP y hasta el que es nuestro antagonista principal, un Robobillonario que además le da voz Gianni Matragrano, cosa que siempre suma. Puede resultar algo sobreestimulante en ocasiones y recomiendo evitar jugarlo a quien padezca de epilepsia, pero incluso así cuenta con varias opciones en el menú para hacerlo más accesible.

La historia de la que ya hemos hablado también está influenciada por este tono tan anime. Todo es muy excesivo, pero no desentona y nos mantiene en el ciclo de caos y dopamina que nos presentan. Pero tiene más que ello, pues esta historia guarda una crítica hacia la sociedad hipercapitalista que representa, (y que para nada es un reflejo de la nuestra dentro de unos años) y de la tendencia desmedida hacia el consumismo más impulsivo y extremo. Una crítica que, sinceramente, no me esperaba.

Y es que, como ya comentamos, en este tipo de juegos la historia puede ser simplemente una justificación para el gameplay, la parte más «importante» de los FPS, pero ahí está. No es su aspecto más impresionante, eso sí que sería el propio gameplay, pero tampoco se relega a una simple justificación.

Que a la historia se le haya puesto más empeño que sólo en justificar el juego (de nuevo, cosa que también estaría perfectamente bien), refleja que los desarrolladores se han implicado en el juego. Y es que Mullet Mad Jack está lleno de easter eggs y detalles que normalmente pasaríamos por alto, dado que pararse a investigar los alrededores suele resultar en un viaje de vuelta al primer piso.

mullet madjack

Amor por el medio

Todos estos guiños no están solo por estar y cumplir con esa estética cyberpunk y anime de las décadas de los 80 y 90. Le dan mucha personalidad al juego y a nuestro protagonista, el Moderador quien, de vez en cuando, se toma un descanso entre pisos para ver si su querido tamagotchi está creciendo bien. Cómo los posters, carteles y demás referencian a otros juegos, o que el juego tenga un simulador de hacer un unboxing de la edición física del propio Mullet Mad Jack.

Con este cariño y la idea detrás del gameplay, era evidente que saldría uno de los mejores FPS que he jugado. Y claramente lo ha sido. Ha sido una experiencia corta, que dura lo que tiene que durar, pero muy intensa, y que te anima a seguir. Pues Mullet Mad Jack cuenta con un modo infinito, además de varios modos de dificultad para la campaña que cambia cosas como el tiempo límite de tiempo máximo o el tiempo que conseguimos por matar enemigos. Y no olvidarnos del selector de capítulos, que nunca está de más.

Si bien es cierto que creo que se beneficiaría mucho de algo más de variedad en los aspectos del gameplay, sobre todo de cara al modo infinito, el contenido actual no es escaso, y toda pega que se me pueda ocurrir son sino añadidos para hacer brillar todavía más a Mullet Mad Jack.

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Nota: 9/10

*Este análisis ha sido realizado con una clave otorgada por JF Games

Ernex

Buscando qué hacer con mi vida decidí escribir sobre videojuegos, que siempre me han gustado. Y no está tan mal.

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