Una experiencia similar a la Navidad
No exagero nada cuando hago esta comparativa de Pan y Federico (también conocido como Bread & Fred) con esas fechas tan señaladas como son las navidades, con sidra, turrón, mazapanes y ah sí, broncas reuniones familiares. Pensaréis que estoy loco y está bien que lo penséis, no obstante, mientras buscaba como símil una vivencia que se acercara tanto a las mismas sensaciones de ilusión, felicidad, risas y alegría, pero al mismo tiempo rabia, pesar, ira y frustración, todo esto junto a discusiones y ganas de ver como pasa todo cuando antes, me hizo ver claramente que Pan y Federico es como una Navidad.
Tampoco quiero decir con esto que este título cooperativo de plataformas desarrollado por Sand Castles Studio y publicado por Apogee Entertainment, termine como muchas nochebuenas, días de Navidad o nocheviejas, con la gente incluso pasando de las acaloradas discusiones a las manos por la cena o las uvas, mientras la abuela está que no se entera de nada o durmiendo ya.
Por suerte, este título da muchas opciones de accesibilidad que ya nos gustaría a más de uno que estuviesen disponibles en las citadas fechas para que todo fuese mejor y más fácil.
Pero antes de comentar sobre eso, dejadme que os cuente un poco la premisa de Pan y Fred…digoo… Bread & Federico… bueno, como lo queráis llamar vosotros, pero en este caso yo lo voy a llamar Pan y Federico, que son los pingüinos protagonistas con una alocada idea: llegar a lo más alto de la montaña en una aventura en la que ambos están unidos por una cuerda y tienen que colaborar para trepar o saltar entre riscos y no caer al vacío en el intento.
¡Ni Sylvester Stallone se atrevió a tanto en Máximo Riesgo!
Agárralo como puedas
La forma física y características de los pingüinos son de sobra conocidas por todos, no siendo precisamente unos animales que tengan grandes habilidades como escaladores y ahí es donde radica la principal dificultad y reto de Pan y Federico, haciendo que usar estrategias en base a sus capacidades, sea vital para no solo avanzar, si no también para sobrevivir a todo tipo de vicisitudes y dificultades a superar.
Este par de aves marinas no voladoras, de paso lento y orondos cuerpos son muy fáciles de controlar, pero difíciles de dominar. Aunque este título tiene varios momentos que funcionan como tutorial, realmente será con la máxima de «ensayo y error», como realmente vamos a ganar la experiencia para entender las mecánicas y funcionamiento del juego.
Ya sea de forma local (lo más recomendable) o en Steam gracias a Remote Play Together, aprender a colaborar con otro jugador que nos haga las veces de compañero de aventuras es indispensable y si falla la comunicación verbal o ninguno de los dos tiene ganas de hablar (sea por timidez o enfado), se nos da hasta la opción de hacer una cuenta regresiva para iniciar el siguiente paso, salto, balanceo o lanzamiento al vacío para quedar enganchados en una pared con un límite de tiempo que depende de la estamina.
A estas alturas os estaréis preguntando de forma inocente que donde radica realmente la dificultad más allá de estar atado a otro pingüino, ¿verdad?. Pues en el escenario y progresión de este en vertical, algo que ya queda evidenciado desde el mismo inicio del juego, donde dependiendo de la torpeza humana de cada uno, puede llevar bastante tiempo controlar el concepto «pingüino sentado, balanceo, impulso, y en muchas ocasiones, enganche en saliente».
Mientras se aprende a dominar y controlar los saltos e impulsos realizados en el momento exacto para llegar al siguiente lugar en el que estar a salvo, también podemos encontrarnos con otros curiosos personajes que muchas veces nos harán encargos con interesantes recompensas o simplemente tendremos una conversación con ellos en la que nos contarán alguna anécdota o nos animarán en esta insana aventura.
Aunque no solo obtendremos recompensas por parte de ellos, también hay una serie de postales con imágenes muy divertidas o adorables repartidas por todo el mundo, que tendremos que recoger si queremos completar nuestro álbum de recuerdos.
El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra
Y el pingüino el único animal que se lleva una de viaje si no disponemos de otro jugador (o nos hemos enfadado con el mundo) para subir a la cima de la montaña. Pero «ojocuidao», que esto hace que se complique aún más el tema, porque la piedra Jeff (con una carita pintada), no hará nada más que ser un peso muerto que más nos vale aprender a controlar bien y sin tener en cuenta nada de lo que aprendimos jugando en cooperativo.
Si resulta muy complicado llegar a lo más alto de la montaña en compañía, imaginad lo que es ir cargando con una gran piedra mientras pasamos por superficies congeladas, ventiscas que harían temblar a la sociedad de la nieve, columpios, superficies que se romperán a nuestro paso y plataformas que incluso se moverán por ciertas zonas.
La coordinación en el modo cooperativo es indispensable, pero aquí que dependemos de nosotros solos, lo más importante es la calma, dosis de paciencia y probar una y otra vez como hacer uso de la piedra llamada Jeff, para con mucha suerte y maña, terminar llegando a lo más alto.
Pero si sois de los que no tenéis paciencia para algo así en solitario, jugáis con niños, personas en situación de alguna discapacidad, parejas, hermanos o quien sea que realmente no os apetece discutir y si echaros unas risas o pasar un buen rato o simplemente completar esos logros que os parecen más difíciles de lo normal porque no sois unos putos enfermos Speedrunners (modo que se desbloquea al finalizar el juego), Pan y Federico tiene varias opciones de accesibilidad que ayudan y mucho en el avance del juego.
Entre las cuatro opciones se encuentran la de Puntos de Control, que como buenos montañistas, podemos ir dejando banderas clavadas para que en caso de caer desde un punto bastante algo y no apetezca en absoluto volver a pasarlas canutas entre balanceos y saltos, podemos llamar a Charlie, otro pingüino que nos llevará volando hasta donde habíamos clavado la bandera.
El resto de opciones están más «chetadas», llegando incluso al punto de encontrarnos con que una de ellas nos dejará tener saltos infinitos y así ir volando a lo «Flappy Bird» por donde más nos apetezca, pero a no ser que seas un troll, no recomiendo usarla, ya que perderías por completo la experiencia frustrante jugable de Pan y Federico.
Apartado técnico
Voy a empezar hablando de sus controles, los cuales responden muy bien sin delay de ningún tipo, aunque no ocurre lo mismo si se juega por Remote Play Together, algo que no ocurre si se utiliza por ejemplo Parsec. Tanto jugando con gamepad (sea cual sea) o con teclado, el juego responderá bien y lo que quedará en evidencia será lo mancos que somos nosotros jugando.
Gráficamente Pan y Federico hace uso de un pixel art muy llamativo y colorido, con unos escenarios de aparente simpleza, pero que en cada uno de sus biomas, resultan bastante llamativos, aunque lo que de verdad resulta muy llamativo, es el diseño de los distintos personajes, que no solo son muy variados entre ellos, si no que además se les ha dado visualmente una personalidad única y en ocasiones muy divertida gracias a los trajes extra, algo que junto a las animaciones, hace que sea sobresaliente tanto entre Pan y Federico, como entre los NPC.
Por ejemplo, nuestros protagonistas podrán ponerse a jugar a piedra, papel o tijera, reaccionarán a los efectos climáticos y muchas otras cosas que nos sacarán más de una sonrisa.
Otra de las cosas que sobresale por su calidad, es la banda sonora del juego creada por Chipper Hammond y Tomas Palazzi, la cual por cierto también resulta un coleccionable que podremos escuchar en el hogar de nuestros dos pingüinos, a través de una Jukebox donde podremos disfrutar de sus temas desenfadados y que transmiten buen rollo.
El juego viene en muchos idiomas, entre los que se encuentran español y catalán.
Conclusiones de Pan y Federico
Siendo uno de los juegos cooperativos de plataformas con más verticalidad y dificultad existentes, Pan y Federico es perfecto para todas aquellas personas que quieran romper amistades, parejas, lazos familiares o incluso aprovechar para desheredar a algún pariente de una forma rápida y efectiva. Pero también es un título muy divertido, ideal para buscar una buena compenetración con otras personas o simplemente encontrar un reto personal mientras hablamos o discutimos con la piedra Jeff, tal y como hacía Tom Hanks con Wilson en Náufrago.
Nota: 7/10
*Este análisis ha sido realizado con una copia digital proporcionada por Sand Castles Studio.