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La bruja paquete

En realidad repartidora de paquetes pero lo cierto es que Mika and The Witch’s Mountain tiene un trasfondo aún mayor del mostrado a simple vista en este nuevo título «cozy» desarrollado por el estudio de origen valenciano Chibig, conocidos entre otros títulos por Summer in Mara o Koa and the Five Pirates of Mara.

Manteniendo su esencia y estética, aunque con una jugabilidad un tanto diferente, en esta ocasión el título que comenzó con un Kickstarter que rápidamente superó con creces la cifra inicial de 40.000 euros, llegando casi al millón y medio de euros. ¡Ahí es ná!

A decir verdad, el juego llamaba muchísimo la atención y parecía que era mucho más completo y más ambicioso que los anteriores desarrollados por el estudio español, con lo cual no debe extrañarnos que aún saliendo solamente para PC y Nintendo Switch por el momento, muchas personas deseábamos que este proyecto viera la luz y poder ponernos en la piel de esta joven repartidora a tiempo parcial y aspirante a bruja. Así pues, vamos con el análisis de Mika and The Witch’s Mountain

Las expectativas crecieron cuando se lanzó la demo y por primera vez podíamos surcar la isla de Mont Gaun mientras se nos ponía en situación con una cinemática que nos explicaba un poco la historia y motivos por los que Mika tenía que ejercer de mensajera antes de su iniciación como bruja en la cima de la montaña con Olagari, la maestra bruja que no la recibe de muy buenas formas, la expulsa de la escuela mágica en el Faro Estelar y encima hace que Mika rompa su escoba de bruja.

Pobreta la bruixa xiqueta, aunque por suerte los amables habitantes de Orilla Town, en particular la artesana llamada Allegra, la acogerán y ayudarán a salir adelante, aunque haya quien la explote laboralmente o menosprecie por formar parte del proletariado.

Una imagen adorable…

Hay muchísimas formas de enviar mensajes a las personas, hacerlas despertar o influenciar. Siempre se ha dicho que la pluma tiene más poder que la espada, aunque sobre este tema hablaré en mi próximo análisis, que para algo hace uso en sus mecánicas del poder de la palabra.

Aquí poder, lo que se dice poder, realmente no hay, a excepción del de volar que tiene Mika gracias a sus variadas escobas que podrá ir mejorando a cambio de repartos y puntos de satisfacción por parte de las distintas personas que confiarán en nosotros gracias al don de Mika al resultar adorable con su inocencia, la cual muchos usarán para su beneficio, mostrarle la realidad del sistema o inculcarle ideas y conceptos que están de actualidad y en boca de todos.

Es también la forma que utiliza el estudio para dirigirse a nosotros, donde lo de menos en realidad es que Mika se convierta en bruja o que se sienta realizada como repartidora mientras realiza un servicio que transmite felicidad a casi todos los que confían en ella, para que lleve de un lado a otro cada uno de los encargos.

…con un mensaje social

En sus misiones, algunas de ellas con tiempo límite o con ciertos requerimientos como no golpear o mojar el objeto a transportar, tendremos conversaciones con los distintos habitantes y nos harán partícipes de sus propias historias, inquietudes, a veces miedos, sentimientos y hasta opresión sin saber que están oprimidos. Además, algunos otros dejarán bien claro la parte más grotescamente interesada, manipuladora y perversa que no dudarán en aprovecharse de la clase obrera para ellos salir adelante, amasar más poder y beneficios.

Mika and The Witch’s Mountain en vez de hacer una crítica social y enviar un mensaje sobre el respeto a la naturaleza, el amor hacia los animales o el respeto hacia los demás, en su caso nos envía un mensaje sobre la explotación laboral y el autodescubrimiento o realización laboral.

¿Si lo bueno es breve, dos veces bueno?

Bueno, depende del punto de vista. Sinceramente que Mika and The Witch’s Mountain dure en plan completista y tomándoselo con mucha tranquilidad unas cinco horas (siete según How Long To Beat), lo deja muy por debajo (con mucho) de los anteriores títulos desarrollados por Chibig.

Pero realmente el problema no es la cortísima duración que tiene el juego, si no lo repetitivo que termina siendo y eso que hacia la mitad de la historia se genera algo de interés, pero al final seguimos yendo tranquilamente de un lado al otro llevando mercancía a todos los personajes mientras aprovechamos las corrientes de aire, las características de las escobas, pasando por portales que nos proyectarán la velocidad aún más y recogiendo coleccionables.

No vamos a encontrar realmente cambios en las mecánicas, si no pequeñas evoluciones, casi ínfimas que si no fuera para facilitar el acceso a ciertas zonas convenientemente limitadas, ni serían necesarias.

Claramente el título busca llegar con su sencillez en lo jugable a un amplio público, grandes y sobre todo pequeños, aunque quizás estos últimos se sientan muy confundidos con ciertos mensajes y conversaciones que ni algunos adolescentes en edad para poder trabajar, pueden llegar a comprender.

Sinceramente y tras ver que el juego además del Kickstarter también ha sido subvencionado por el Ministerio de Cultura y la UE, siento que es todo muy superficial y a las prisas. Da la impresión de falta contenido y Mika and The Witch’s Mountain debería haber sido un juego con menor mensaje social, menos objetos que recoger para coleccionar y algo más de jugabilidad que entretuviera.

Apartado técnico

Sigue la estela de los anteriores juegos del estudio, al menos en lo visual, donde sobresalen las cinemáticas, pero en los demás aspectos se ve algo inferior y eso me lleva a que nuevamente insista en que sigo sin ver los resultados de un Kickstarter con mucho éxito y estar subvencionado. ¿Cómo habría sido el juego de haber recaudado solo 40.000 euros?

En lo jugable tampoco sobresale, está bien que sea muy sencillo, pero a veces los controles de vuelo, que han mejorado algo desde la primera demo, pueden confundir más que resultar intuitivos, pero al menos no es lo peor de todo.

Por suerte la banda sonora resulta amena y entretenida. Algunas de las canciones que cambian según cambiemos de zona en el juego, se nos van a quedar en la cabeza resonando sin parar tras haber terminado el juego. Aunque algo que también se nos quedará en la cabeza serán las onomatopeyas y sonidos que saldrán de las voces de los personajes al mantener conversaciones entre ellos.

Los textos están en nuestro idioma y algunas frases resultan bastante coloquiales, incluyendo también en un personaje en particular palabros inclusivos.

¡Y ah si! Hay algún que otro cameo.

Conclusiones de Mika and The Witch’s Mountain

En los últimos tiempos estamos siendo testigos de las consecuencias que hay en todo tipo de obras en las que por estar demasiado centrados en enviar un mensaje, sea cual sea, se dejan de lado cosas tan importantes como un buen contenido o jugabilidad en el caso de los videojuegos.

Mika and The Witch’s Mountain es uno de esos casos, que sale peor parado si lo comparamos con sus hermanos de estudio que resultaban bastante redondos en todos los aspectos (excepto Deiland aunque por otros motivos).

Igualmente para todas aquellas personas que buscan una experiencia tranquila, acogedora y tienen interés por abrir los ojos sobre el tema explotación laboral y se encuentran en un momento de sus vidas en la que se replantean si trabajar para lo que han estudiado o terminar repartiendo en Amazon, es perfecto.