29 de abril de 2024
Bloodhound análisis

Análisis Bloodhound – PC

Bloodhound – Un infierno mediocre

Estamos viviendo una fantástica época en la que cada vez hay más «boomer shooters», muchos de calidad, unos más retro y otros más modernos, pero generalmente de una calidad bastante buena. Hace poco me interesé por Bloodhound, ya que junta un poco del clásico matademonios Doom y Painkiller. Además, se veía un juego bastante gore, algo con lo que disfruto bastante en videojuegos como viendo películas de serie b, aunque incluye un poco de contenido erótico, básicamente desnudez de algunos demonios. La cosa es que al final he podido hacerme con Bloodhound y tras terminarlo… tengo mis más y mis menos con este título, así que os lo cuento en este análisis.

Sin contexto, directo a la acción

Si hay algo que en 2023 se está haciendo, es añadir algo de historia a muchos de estos juegos que, en su día, raro era el que tenía una. Son videojuegos hechos para básicamente entretenerte pegando tiros y viendo sangre, básicamente como en los viejos tiempos. Si quieres saber algo de la historia, tendrás que leer la página de Steam, donde se nos dice que somos uno de los guardianes de las puertas del infierno y tendremos que defenderlas del culto de Astaroth. Generalmente, no pondría pegas, pero me hubiese gustado un poco de presentación y, oye, quizá algo de desarrollo de la historia más allá de avanzar por los 5 actos acabando con demonios.

En este sentido, todo se centra en lo jugable. El videojuego se desarrolla simplemente por una serie de niveles, bastante lineales, exceptuando un poco los últimos y que dejan poco a la exploración. Si sois de los que os encantan los secretos, también os tengo malas noticias, puesto que principalmente hay poco y todo lleva a unos recursos extras. Y algo que, sinceramente, no me ha terminado de convencer, es que ni siquiera podemos saber en qué nivel nos encontramos, o al menos yo no lo he visto, ni tampoco tienen nombre los actos y episodios.

Bloodhound análisis

Dispara, evita morir y disfruta de la sangre

Antes de meterme en unos apartados un poco peliagudos, vamos a hablar directamente de lo que es la jugabilidad. Nos encontramos ante shooter en primera persona estilo retro pero con gráficos totalmente modernos. Los movimientos del personaje son básicamente andar, correr, saltar y un pequeño deslizamiento rápido, aunque confieso que debe ser de los pocos juegos en los que saltar y correr, hasta se me olvidaban que existía, debido a la nula verticalidad. El personaje cuenta con salud y armadura, la cual regeneramos a base de los objetos tirados por el mapa, así como para recuperar munición para las armas. Que a todo esto, el arsenal disponible son 10 armas, de las cuales como de costumbre acabarás usando las mismas todo el juego y algunas con un disparo secundario especial. Estas van desde lo clásico de revolver, ametralladora o escopeta, pasando por cosas como una minigun, lanzacohetes o pistola de plasma/electricidad. Os dejo el acto 1 para que tengáis un vistazo al juego.

Algo que está curioso, es que tenemos a nuestra disposición una serie de extras que te convierten en el auténtico matademonios. Lo primero es que podemos recoger las almas de los enemigos, y cuando tenemos 100, podemos entrar en modo demoniaco, en el cual hacemos bastante más daño por un corto periodo de tiempo. Luego tenemos 3 powerups que podemos activar cuando queramos y son, básicamente: ralentizar el tiempo, salud extra por un tiempo (luego te deja con toda la vida al máximo) y munición infinita por unos instantes. Estos powerups los encontraremos también por el mapa, así que toca tener los ojos abiertos.

Con las 10 armas y estas habilidades, tenemos la misión de acabar con el culto de Astaroth. En general, no tengo muchas pegas en lo jugable, aunque he de decir que donde más falla es en el feedback entre armas y enemigos. Digamos que hay entre poco y nada, cuando disparas sabes que estás quitando vida al enemigo porque podemos ver una barra de salud, pero visualmente casi no hay nada, y de hecho, a veces no les haces daño según lo que estén ellos haciendo… Se siente un poco tosco, la verdad.

Por suerte, hay variedad de enemigos, eso sí que no se lo puedo quitar, algo bueno que tiene. Los jefes por su parte son combates duros en general a menos que uses el rifle de plasma, que está demasiado potente. Especial mención al jefe final, que cuenta con un combate con mecánicas/fases y no es simplemente disparar.

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Igual te cansas en el segundo acto…

Ahora bien, le encuentro algunos problemas serios a este juego, los cuales hacen que la experiencia final acabe siendo un poco… desastrosa. Por ocasiones, más que un juego dividido en actos, parece querer ser más un arena shooter, algo que igual habría hecho mejor, sinceramente. Lo primero, el diseño de los niveles es muy reducido en cuanto a exploración, pudiendo casi considerarse lineales en cierto modo y con nula verticalidad. No tienes por donde perderte, ni por donde buscar, y eso que imita el diseño de buscar llaves para poder avanzar.

Y eso no sería un problema de no ser por los momentos de combate, siendo la problemática el cuándo y el dónde. Las arenas son, creo, el mayor problema con el que Bloodhound cuenta, lejos del rendimiento o de lo ya comentado. Hay unos factores clave aquí:

  • Las arenas suelen ser en espacios sumamente pequeños, cerrados y cuando toca pelear se bloquean los caminos.
  • Los enemigos aparecen de golpe, muchas veces en tu cara, hay una arena cada 15 pasos y encima, incluso salen los enemigos por la espalda.

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Puedo llegar a entender en cierto modo la intención que hay detrás de esto, pero precisamente por eso, dije antes que esto parece que quiere ser un arena shooter en el que derrotar enemigos por oleadas. Sin embargo, lo único que el juego acaba consiguiendo así es ser repetitivo, tedioso e irónicamente, poco frenético por los espacios reducidos. Si me he terminado Bloodhound, no os voy a engañar, ha sido por el simple hecho de que sabía que son 5 actos y se me estaba haciendo corto, de hecho he acabado el juego en dificultad normal en básicamente unas dos horas y media.

Y para rematar todo esto, el juego cuenta con un rendimiento mejorable. Entiendo que mi PC, con una GTX 1060 6 GB y un Ryzen 1600X, no es lo más puntero en el mercado, pero las diferencias de rendimiento entre niveles es algo notoria. A veces he tenido 60 FPS, como que en el siguiente nivel la media han sido 45, teniendo al final que disfrutar del juego con una calidad gráfica tirando a baja o sacrificando fluidez por calidad visual. Aunque ya os digo, su principal problema viene del diseño de niveles y las arenas, muy por encima del rendimiento.

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Conclusiones análisis de Bloodhound

Con toda mi buena fe, esperaba que Bloodhound me diese un par de horas de diversión, pero finalmente me encontré con un juego que tira más bien a lo mediocre dentro de su género. No es que haga todo mal, pero lo que hace, lo hace terriblemente mal, y por el lado de cosas buenas, tampoco hay nada innovador ni que destacar realmente. Igual me comienzo a pasar de crítico con algunas cosas, o más exquisito en general, pero sin duda Bloodhound no me ha dejado buen sabor de boca. Los motivos principales, arenas repetitivas mal diseñadas, niveles bastante sosos, sin exploración y un poco tosco en lo visual… No sé, igual a vosotros os llama de alguna forma, pero por mi parte, no considero que sea nada de otro mundo. 

Nota: 6/10

*Este análisis ha sido realizado con una copia digital proporcionada por Kruger & Flint Productions.


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Blansi

Administrador web. No me complico, me gusta jugar, pero especialmente juegos que emulen aquella fantástica época de finales de los 90s y principios de los 2000.

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