12 de noviembre de 2024
Análisis Hellcard

Análisis Hellcard – PC

De cuando un modo de juego consiguió convertirse en un videojuego

Concebido inicialmente como parte del universo de exploración de mazmorras Book of Demons y este a su vez perteneciente a Return 2 Games, un juego que recuperaba la esencia de ciertos juegos de los 90, rápidamente este modo de juego roguelike de cartas mostró un potencial que llevó a sus desarrolladores Thing Trunk a crear lo que ellos han decidido llamar spin-off, para de estar forma convertir a Hellcard en un título independiente del cual os voy a hablar en este análisis.

Los videojuegos pertenecientes al género roguelike funcionan perfectamente de forma conjunta con otros géneros, pero curiosamente con los de cartas o mazos, es donde resultan realmente más versátiles. Lo que me ha gustado particularmente, es que además en este caso, se haya incluído un modo cooperativo en el que hasta con otros dos jugadores más, se puede hacer frente a las hordas de enemigos que nos vamos a encontrar en cada mazmorra a la que vayamos en la run correspondiente.

Aquí el planteamiento resulta muy interesante en el momento que ya no dependemos de nuestras decisiones respecto a las cartas que nos van llegando en cada turno, si no que tenemos que colaborar con nuestros compañeros de run, para salir airosos en cada uno de los enfrentamientos en cada mazmorra. Vamos… casi, casi como jugando al Mus… pero sin órdago de por medio.

Y creedme que no va a ser algo sencillo, pese a que la comunicación con nuestros compañeros es sencilla gracias al formato de chat, expresiones y emojis que incluye Hellcard, pero es que la dificultad progresiva del título según vamos avanzando, el hándicap del que hace gala con la aparición de ciertas cartas y lo desbalanceado de algunos de sus personajes, hace que realmente sea una odisea llegar lejos incluso con nuestros personajes bien preparados o tras desbloquear nuevas cartas y características. Pero de eso ya hablaremos más tarde.

análisis Hellcard

 Conoce bien tus cartas y haz buen uso de la picaresca, la magia o fuerza bruta

En Hellcard la victoria mazmorra a mazmorra, con sus distintas bifurcaciones, no solo depende nuestro buen hacer a la hora de escoger una carta u otra para alzarnos con la victoria. También toca tener en cuenta las características de los personajes que vamos a «crear» para nuestra run, pudiendo crear casi infinitos personajes basados en un principio en tres clases: Pícara, Mago y Guerrero, al que se les unirá más tarde otro llamado Chapucero.

Cada uno de ello tiene sus propias formas de enfrentar el combate, así por ejemplo la Pícara es experta en trampas y el combate a larga distancia, aunque no tiene mucho daño, mientras que el Guerrero es más lento aunque lo compensa con golpes más poderosos, mientras que Chapucero es un experto en defensa y artilugios y finalmente el Mago… es el personaje más inútil del juego, aunque a la larga y bien potenciado, resulta ser casi el mejor.

En el modo individual comenzaremos solos nuestra andadura por los 12 pisos y se nos unirán tras cada victoria un bot que hará las veces de compañero de aventuras, aunque la decisión de elegir que clase, será nuestra entre las opciones que aparezcan. Por contra, en el modo cooperativo dependerá la elección de la persona que encontremos en partida.

En este caso, nuestro destino siempre será terminar los citados doce pisos entre dos posibles salas con sus ventajas e inconvenientes y cada ciertos pisos, un jefe que nos pondrá las cosas muy difíciles, aunque las recompensas serán de lo más interesantes y poderosas, entre las que se incluyen cartas nuevas para nuestros mazos, llegando a poder conseguir una colección total de más de trescientas cartas a nuestras disposición entre todas las clases, aunque al final parece que casi siempre salen las mismas. Todo esto para poder llegar al final y enfrentarnos al Archidemonio que nos espera con ganas de darnos de todo, menos cariño y amor.

Los héroes de Hellcard, que literalmente lucharán espalda con espalda contra los enemigos que los acechan y emboscan, tienen a su disposición tres tipos de cartas con variantes cada una, siendo de esta manera de tipo Ataque, Habilidad e Influencia, cada una de ellas con su propia rareza y que solo podrán utilizar si tienen disponible maná, teniendo un coste diferente cada una de ellas de dicho maná para poder usarse hasta que se agote y haya que esperar al siguiente turno para que se recargue la cantidad que tenemos (aunque podemos conseguir más, entre otras cosas, dependiendo la ubicación final en la que nos encontremos, tras gastar unas gemas que vamos a ir obteniendo).

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La derrota es el comienzo de una senda de victorias

Lo cierto es que la versatilidad y opciones de estrategia que podemos llegar a tener en Hellcard con el combate en cada una de las mazmorras, tanto de cerca como de lejos contra nuestros enemigos gracias a la combinación de cartas entre nuestro mazo y el de nuestros compañeros, da mucho juego, si no fuera porque más allá del factor roguelike, el juego casi siempre te dará cartas malas y repetidas que evitarán que llegues lejos, a no ser que eches, muchas, muchas horas.

Y es que aún conociendo bien los pasos que van a dar nuestros enemigos pasando el puntero por encima de ellos, creando estrategias entre nuestros compañeros bot o jugadores reales, siempre vamos a terminar sufriendo derrotas en partidas que se alargarán a veces hasta la hora y media por cada run. Pero esto es como digo, solo el comienzo de una victoria para terminar desbloqueando más camaradas, artefactos, cartas y más cosas que nos van a facilitar (no mucho), nuestro camino.

Si, la esencia de los roguelike está muy presente, aunque quizás es demasiado injusto y podría llegar a decir que hasta descarado que el juego si no quiere que sigas avanzando, no lo vas a hacer y por más que te defiendas, uses todo tipo de protección contra los ataques y trates de aguantar, si al final Hellcard decide que tu camino se termina en un punto, no vas a poder hacer nada de nada.

Así que mi recomendación tras varias horas, es que lo mejor es tomarse con resignación todo cuando esto sucede y pensar que es por el bien futuro de nuestro equipo.

Un modo cooperativo que funciona a la perfección

El modo en solitario con los doce pisos en el que nos acompañan bots, solo es un entrenamiento para la verdadera esencia de Hellcard, que es su modo cooperativo donde con otros dos jugadores más (o uno si no aparece nadie más), tenemos que hacer frente también una de las dos habitaciones que hay en cada piso y jefe cada cierto tiempo. Técnicamente es lo mismo, pero realmente no, porque aquí debemos compartir la estrategia con otra mente que muchas veces puede ver, o no, una solución en un momento crítico de la batalla.

Aunque para ser justo, os diré que el juego sigue teniendo un hándicap similar, pero no tan descarado, a la hora de no dejarte avanzar llegado a un momento dado. Si quiere que mueras, morirás. Pero al menos es mucho más divertido estar con otra u otras personas repartiendo estopa y haciendo combinaciones de cartas más allá de las películas que uno se puede montar jugando solo con tres personajes.

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Apartado Técnico de Hellcard

Visualmente el título mantiene el estilo artístico visto en Book of Demons (que para algo es un spin off), basado en el papercraft lowpoly, con un resultado muy llamativo, no solo en sus personajes, si no también en los escenarios, aunque al final terminan resultando un poco repetitivos. Las cartas tienen un diseño mucho más colorido que el resto del juego y resaltan sobre el campo de batalla, donde se pueden identificar correctamente sin ningún problema. El hud de Hellcard, ayuda a que esto sea posible gracias al buen esquema que tiene.

Las animaciones y movimientos de los personajes resultan bastante fluidos y conjuntan perfectamente con el estilo del juego, no desentonando en absoluto. Los efectos en pantalla también funcionan en consecuencia correctamente.

Respecto a los efectos de sonido y música, sin sobresalir, cumplen sobradamente con su función y en ningún momento llegan a ser intrusivos o molestos, todo lo contrario, más bien se echa en falta un poco más de presencia tanto de uno como de otro durante las batallas.

Hellcard está totalmente traducido al español y de forma correcta, sin haber encontrado ningún fallo en la traducción en un principio.

Conclusiones

Tan adictivo como por momentos frustrante e injusto, Hellcard logra que uno termine sintiendo amor y odio por igual mientras lo juega, aunque termine ganando finalmente el tenerle un especial cariño que a mi en particular, me ha hecho volver una y otra vez a jugarlo tratando de llegar lo más lejos posible y probar muchas estrategias y combinaciones, mientras iba desbloqueando cartas sin parar. Jugar en cooperativo es un gran aliciente y más si es con amigos.

Nota 7.6/10

*Este análisis ha sido realizado con una copia digital proporcionada mediante Keymailer.

 

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Joshkerr

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