En busca del grimorio perdido
Cuando descubrí por primera vez The Thaumaturge, me impresionó no solo su estética, la época y el lugar donde sucedía la historia del juego desarrollado por Fool’s Theory (Seven: The Days Long Gone) junto a la editora 11 Bit Studios (This War of Mine, Frostpunk, The Invincible), si no también su premisa, donde unos misteriosos y etéreos seres llamados Salutors formaban parte de una narrativa llena de misterio, conspiraciones, secretos familiares, clarividentes y ¡hasta aparecía el mismísimo Rasputín!.
Su retraso cayó como un jarrón de agua fría para algunos, entre los que me incluyo, pero entiendo los motivos y también porqué a casi hora y media del lanzamiento de The Thaumaturge han añadido un parche de casi 20 GB al título.
Pero eso lo explicaré más adelante, ahora toca hablar de las aventuras de Wiktor Szulski, un «taumaturgo» o temperomante que no está pasando por el mejor momento de su vida y al que como las desgracias no vienen solas, un asunto familiar con herencia de por medio, más la desaparición de un grimorio que formaba parte de esta. Todo esto en un viaje a una Varsovia subyugada por el imperio ruso y unos militares con muy malas pulgas, aunque no tantas como las gentes de los bajos fondos de la ciudad.
Aunque ellos son los que menos miedo dan, pues los secretos, traiciones y conspiraciones que vamos a vivir, sí que son realmente aterradoras, mucho más que los Salutors, que algunos de ellos llegan a ser casi tan adorables como unos Pokemon.
El «doctor» de las almas
Un taumaturgo posee el poder de percepción sobre las emociones a través de los objetos a la vista o que no lo estén, la esencia que desprenden las personas y con ellas pueden llegar a descubrir todo tipo de secretos y misterios muy misteriosos por muy profundos u ocultos que estos se encuentren. Además, tal llega a ser el poder de estos doctores de almas, que pueden llegar a descubrir estigmas que se graban en la mente humana y que se las conoce simplemente por «Marca» (si, como el diario deportivo).
Estas marcas son unos rasgos muy definidos que representan de una forma muy enfatizada una de las formas de ser en las personas, lo que viene siendo en el caso de nuestro protagonista como principal «Marca» el orgullo. Esta característica estará presente en muchas conversaciones y puede abrirnos (o no) muchas otras respuestas o conversaciones, pero también hará que se alimente la Marca y puede causarnos un gran problema, así que conviene controlar bien las múltiples respuestas disponibles mientras conversamos con otros personajes a lo largo de la historia.
Algunas de las respuestas van a estar bloqueadas si no hemos descubierto con nuestra percepción las citadas emociones y también será vital desarrollar las fuerzas dimensionales Corazón, Acto, Palabra y Mente, para de esta forma lograr muchas opciones de diálogo que nos abran nuevos caminos o investigaciones para llevar a buen puerto nuestra misión.
Cuanto más y mejor desarrolladas tengamos las fuerzas dimensionales, más fácil y rápido será sacar las conclusiones en base a nuestras observaciones, pero también os digo una cosa, The Thaumaturge nos va a llevar de la mano con todo esto y todo a golpe de chasquido de dedos, que es como haremos funcionar el poder de percepción de nuestro querido protagonista Wiktor.
Salutors: Hazte con todos
Tranquilos que aquí no hay Pokeballs o en su defecto «Saluballs» para hacernos con todos los Salutors del juego, o al menos con la gran mayoría, que alguno que otro será imposible hacernos con él (o ella), aunque tengamos algún «cara a cara» con ellos. Pero será en unos enfrentamientos en combate por turnos y usando las habilidades disponibles, ya sea de Wiktor o del Salutor o Salutors que tengamos en nuestro poder, para así vencer a los enemigos que los protegen, llamados sombras.
Estos combates suceden en varias rondas y todo dependiendo de varios factores, entre ellos la resistencia a los golpes o la fuerza y daño que se puede generar. Lo cierto que aunque un poco confuso al principio, en cuanto le pillas el truco, resulta mucho más fácil que un combate Pokemon.
Ataques hay de todo tipo que podamos imaginar, desde el que quita salud sin más, al que evita que te la quiten a ti y solo te merme la concentración, hasta los que te devuelven tanta cantidad de vida como quites o los que eliminan estados alterados. Saber controlar cada una de las habilidades de los Salutors, combinarlas con la de otros y cual de ellos es mejor frente a los enemigos y todo esto teniendo en cuenta a Wiktor, da mucho juego y resulta muy divertido hacer los combates.
Además, tenemos un árbol de habilidades para ir mejorándolos y también a Wiktor, algo clave si queremos no morir a la primera de cambio incluso en la dificultad historia, que por cierto, lo único que cambia en dificultad desde la más fácil hasta la más complicada, es lo complicado de vencer que pueden llegar a ser los enemigos.
Una historia interesante tras unas mecánicas repetitivas
Por desgracia, a nivel personal lo único que me tuvo pegado al juego todo el tiempo fue la historia y no siempre, dado lo artificialmente alargado de algunas conversaciones y sin sentido que no llevaban a ningún lugar. Por lo demás, el juego resulta terriblemente repetitivo en mecánicas y no invita a explorar nada más que para descubrir objetos, recoger notas, carteles y otros objetos para ganar experiencia (te la regalan casi por respirar) y así descubrir la trama poco a poco sin mayor problema sea cual sea la dificultad escogida.
Solo los combates añadían un poco de intensidad a The Thaumaturge, pero es que estos al final con dos Salutors y una buena estrategia, te puedes pasar el juego completo casi sin sudar.
Así que realmente, como he dicho, lo más interesante es la historia, pese a sus peros y sin sentidos, aunque con ciertos toques picantes y divertidos, sobre todo los que vienen por parte de Rasputín y otros personajes
El juego ofrece la posibilidad de cambiar de ropa en un sastre o de ir a un peluquero para cambiar de look a nuestro personaje. Pues bien, esto es más anecdótico que nada y solo aporta un «este u otro personaje no lo olvidará» tanto si les haces caso como si no.
De cara a los finales… sinceramente prefiero que vuestras decisiones os lleven a cualquiera de ellos y espero que disfrutéis la historia como lo hice yo, pero se nota que no se han querido complicar mucho.
Apartado técnico
Gráficamente el juego, al menos antes del parche de lanzamiento, no se venía nada mal gracias al motor Unreal, sobre todo los escenarios, pero en algunos personajes había problemas en las animaciones y mucho «clipping» entre la ropa y sus cuerpos. Las animaciones no sobresalen en calidad, pero son más que correctas teniendo en cuenta el conjunto del juego y como funciona.
Los sonidos ambientales cumplen con lo esperado y la banda sonora es muy de la época en la que transcurre, en su mayoría con partituras llenas de instrumentos de cuerda y que hacen bien su labor en cualquiera de las situaciones, aunque puede llegar a saturar un poco en algunos como momentos como en los combates. Por cierto, entre los coleccionables, se incluyen temas clásicos reales.
El juego antes de recibir el parche pre-lanzamiento venía con algunos textos sin traducir o con problemas en estos pudiendo encontrar hasta formatos de código, pero al menos he podido comprobar que al principio del juego esto ha sido subsanado.
Las voces son en inglés, con buenas actuaciones de voz y acentos bien marcados, diferenciando los países de origen de muchos de ellos, como en el caso de un tal Javier con una gran pasión latina.
Conclusiones para The Thaumaturge
Una historia que nos dejará en muchos momentos queriendo saber más, pero con unas mecánicas excesivamente repetitivas y que no ofrecen la libertad que dice dar al jugador al principio del juego. Resulta curioso cómo se siente una oportunidad desaprovechada un juego que podría haber tenido mucho más potencial si se hubieran tomado ciertas decisiones en cuanto a lo jugable más allá de la investigación y combates simples.
Nota: 7/10
*Este análisis ha sido realizado con una copia digital proporcionada por Evolve PR.
