Un metroidvania bonito y muy sólido
El metroidvania es uno de mis géneros de juegos favoritos, por lo que The Weird Dream me llamó la atención desde el principio, además de por su apartado artístico muy bonito. Desarrollado por el estudio chino Shangai AmberDragon, nos sumergimos en un mundo de ensueño y pesadilla. Cabe recalcar que el juego no está disponible en español, solo en inglés, por lo que puede suponer un gran impedimento a quienes no se desenvuelvan bien con el idioma.
The Weird Dream es… raro
La historia en The Weird Dream tiene mucho más peso y está más presente de lo que había anticipado en un principio. Aunque confusa, desde el primer momento se nos introducen varios personajes y algo de la situación general, aunque tendremos que progresar para comprender exactamente qué está sucediendo.
Nuestro nombre es Cosette, y un día nos despertamos teniendo la apariencia de un conejo de peluche, sin recordar nada. Sin embargo, nos encontramos con grabaciones de un grupo de personas que parecen conocernos, pero nada de lo que ocurre parece tener sentido aún. Tras avanzar un poco, entraremos a un área extraña, y se nos informa que es Alpha City (Ciudad Alfa), que ha quedado completamente destruida después de una tragedia que afectó a sus habitantes. Se nos pide investigar lo que ha sucedido, y buscar en una zona de emisión. Así, termina el tutorial y empieza el metroidvania.
Durante el resto del juego, habrá una gran cantidad de recuerdos esparcidos por el mapa en forma de objetos coleccionables. Varios de estos son necesarios para avanzar en la historia, pero no todos. Estos los veremos en forma de flashbacks de nuestro personaje, antes de la catástrofe en Alpha City. También veremos estos flashbacks después de derrotar a algunos jefes de la historia. De esta forma comprenderemos qué sucedió en Alpha City, que pasó con Cosette y sus amigos, y por qué tiene la apariencia que tiene. Aunque, siendo sincero, aún no me quedó del todo claro qué estaba sucediendo, y hay cosas que no comprendí ni después de terminar el juego. Quizás la historia no sea su punto fuerte.
Un mundo extenso, pero también denso
Donde sí vi potencial, sobre todo ya avanzado el juego, fue en el apartado de exploración del mundo. El propio metroidvania. Como es normal, tenemos un gran mapa compuesto por varias zonas muy distintas entre sí e interconectadas. Muchos caminos aparecerán bloqueados al principio, y para acceder necesitaremos nuevas habilidades que conseguiremos a lo largo del juego; la estructura clásica de metroidvania. Cosas como el doble salto, el salto en pared, el dash, e incluso los ataques cargados y la magia, que sirven para destruir un tipo específico de barreras, o un tipo de magia para impulsarnos en el aire en cualquier dirección. Es más, las habilidades de poder cargar un ataque hacia arriba o hacia abajo también nos sirven para destruir estas barreras cuando bloquean caminos en esas direcciones.
Al igual que muchas de estas mejoras sirven para el combate, hay algunas que están orientadas únicamente a este apartado, como el bloqueo, o el golpe definitivo. Así, un juego que noté algo flojo al principio, resultó ser una experiencia muy completa y llena de contenido, donde no paraba de mejorar, tanto el juego como mi personaje.
Sumado a todas estas mejoras, contamos con un sistema de amuletos, que podemos equipar en una cantidad limitada que nos dan habilidades extra. Sea hacer más daño, recuperar vida pasivamente, mayor alcance, orbitales y monstruos acompañantes, cargar más rápido las barras, o gastar menos magia entre muchas otras. Sumado a esto, el mundo está lleno de fragmentos que, al reunir 3 de cada tipo, nos darán más vida máxima, un espacio de amuletos o una mayor barra de magia.
Y la cosa no termina ahí, pues en algunos lugares hay unas zonas de desafío donde tendremos que llegar al final de una serie de obstáculos infernales utilizando todas las mejoras de movimiento que tengamos disponibles, para conseguir una mejora que aumenta nuestro daño general. En resumen, siempre hay algo por desbloquear, da igual en que parte del juego nos encontremos.
Jefes por todos lados
Otra cosa que abunda en The Weird Dream son los jefes. A cada poco que avancemos, nos encontraremos uno, sea sea un jefe de la historia, algo menos frecuente, o jefes secundarios. Derrotar a estos jefes nos otorgará un amuleto equipable, normalmente relacionado con sus mecánicas o diseño y, aunque no todos estos jefes son obligatorios, nunca está de más intentar derrotarlos a todos.
La mayoría de las misiones secundarias terminarán en una pelea con un jefe, y el tramo final del juego es, literalmente, una boss rush. No es algo necesariamente malo, pues siempre nos hace dar un parón en la exploración, por lo que ninguna de las dos cosas se vuelve monótona. En cierto punto del juego, podremos acceder a una zona especial desde las áreas de descanso, donde recuperamos nuestra vida y podemos cocinar, en la que nos dejarán volver a enfrentarnos a esos jefes que ya hayamos derrotado. Incluso nos dicen que hay una recompensa si conseguimos derrotar a todos los jefes sin recibir daño, aunque no estoy tan loco como para comprobarlo.
Los jefes han resultado ser una de las partes más divertidas de The Weird Dream. Muchos tienen mecánicas y movimientos que los diferencian del resto, aunque otros solo son enemigos con barras de vida, pero incluso como sacos de boxeo, es divertido luchar contra ellos y utilizar todos los poderes que hemos conseguido. Pero ojo, esto no significa que todos los jefes sean un paseo por el parque, muchos me dieron por todos lados intento tras intento hasta que conseguí derrotarlos.
No es como el resto, es diferente
En The Weird Dream podemos cocinar, sí, cocinar. Derrotando enemigos conseguiremos distintos ingredientes que podremos utilizar en las áreas de descanso. Las comidas tienen distintos efectos sobre nuestro personaje, aumento de daño, recuperar vida, vida temporal… La comida es extremadamente útil, prácticamente indispensable, pues una vez la tenemos, la podemos asignar al menú de comida rápida, donde podremos consumirla durante los combates.
Aunque hasta ahora todo ha sido positivo, no todo en The Weird Dream es de ensueño. No puedo terminar este análisis sin hablar de los fallos que he encontrado, que, aunque no son tantos, siguen estando. Para empezar, los controles se sienten algo toscos. El movimiento no es exactamente preciso, lo que en zonas de plataformas muy exigentes se vuelve una pesadilla donde parece imposible avanzar. Hay veces que no responden, que al intentar hacer un doble salto, suena el sonido pero el personaje no salta, que al apuntar la dirección de las magias, esta no se mueva, bloqueos que no funcionan…
Esto no vuelve a The Weird Dream injugable, ni un mal juego, nada más lejos; pero es importante mencionar que puede suceder, que se siente que hay que retocar un poco esos controles. Cuando esto sucede en una parte cualquiera del mapa, no hay mucho problema, pero cuando es en estas zonas de plataformas tan dura, o durante un jefe muy complicado, la cosa cambia.
Aún con todo, The Weird Dream es un juego muy divertido, muy completo y bonito, que lleva con orgullo esa etiqueta de metroidvania, dando su toque personal.
Nota: 7.5/10
*Este análisis ha sido realizado con una copia otorgada por PR Hound